Te dedico mi corazon 7u7 Y un zukhulemto capítulo :')
Miguel y yo nos besamos, siendo conscientes que la noche no terminaría así.
Cuando sus fuertes manos se posaron en mis hombros para empujarme sobre la cama lo dejé, también lo dejé cuando puso su cuerpo sobre el mío y no lo detuve cuando comenzó a restregar su masculinidad sobre la mía. Era un fricción bastante placentera, quizás demasiado placentera,
Mi miembro estaba reaccionando, mientras la lengua de mi amigo asaltaba mi boca. Sus labios bajaron por mi cuello hasta mi clavícula en donde su lengua comenzó a lamer mi piel expuesta. Sus caderas embestían sin control sobre mi pelvis, se sentía exquisito.
Miguel me repetía una y otra vez que me callara, pero no podía evitar gemir ante tal contacto. Sus besos acallaban mis gemidos, mientras sus manos seguían recorriendo mi cuerpo, no perdía la oportunidad de rozar a su gusto cada centímetro de mi piel con aquellos dedos suaves que me provocaban enormes descargas. Se separo de mi, y gemí mas fuerte al sentir su boca repartiendo besos y chupadas a mi miembro por encima del delgado bóxer. Gemí arqueando la espalda, y tomándolo del cabello, enredando mis manos en este, solo sentía su lengua lamer por todo mi miembro humedeciendo cada parte de aquella tela.
Con mi pene mas que erecto y babeando ese liquido transparente y pegajoso por la cabeza de éste, me sentía completamente a su merced y él lo entendió porque con delicadeza quito por completo aquella prenda, la dejo caer al suelo y me acarició las piernas de forma suave, precisa y llena de lujuria.
Mis gemidos eran evidentes, ese simple tacto con la yema de sus dedos me hacía sentir en el paraíso, y erizaban cada parte de mi piel.
Me acerqué mas a él, obligándole a sentarse y poniéndome encima suyo; juntamos los labios una vez mas, sentí su lengua penetrar mi boca, sentía también su miembro bajo sus bóxer deseoso de atención.
Su mano pasó por mi espalda, acariciándola hasta llegar a mi culo. Apreté sus hombros, casi arañándolos cuando sentí un dedo dentro de mí.
—Tranquilo bebé... —susurró mordiéndome el lóbulo de la oreja, repartiendo pequeños besos hasta llegar a mi cuello, lamiéndolo y succionándolo. Un segundo dedo se agregó a esas suaves embestidas. Su pene rozaba mi piel, lo necesitaba dentro de mí y necesitaba deshacerme urgentemente de ese bóxer.
Me volvió a recostar en la cama cuando terminó de penetrarme con los tres dedos, acaricié su torso con mis manos, hasta llegar a sus boxers y tirarlos para abajo. Él lo necesitaba cuanto yo.
—Te veo necesitado —susurró divertido, mientras yo intentaba bajar sus boxers. El cabron ponía resistencia.
—Cállate Mangel. —respondí, nervioso y excitado. Puso su mano en mi mejilla y me beso, con calma y delicadeza. Sentí que sonrió en mis labios, probablemente por haberle llamado Mangel. La otra mano fue junto a la mía, ayudandome a sacar la ultima prenda entre nuestros cuerpos.
—Ahora necesito que no grites princesa.
Sentí su miembro entrar en mi, de una sola estocada, penetrándome hasta el fondo. Me beso para tranquilizarme, para acallar ese gemido que estaba por salir de mi boca.
Me perdí en la lujuria cuando me empezó a embestir más fuerte, continuando a besarme para prohibirme gemir, mientras otra mano estimulaba mi erecto pene. Lo abracé fuerte cuando tocó mi próstata, arañando su espalda y apoyando mi cara en su hombro. No tenia que gritar.
Miguel se aferraba a mis glúteos, aparentándolo a su antojo. Perdí la noción del tiempo, olvidándome de todo, no me importaba si me escuchaban, estaba sumergido en el placer que me hacia sentir Miguel.
No tardamos mucho en llegar al orgasmo, sentí su esencia dentro de mí, mientras mi semen manchó nuestros pechos. Cayó rendido en mi pecho, mientras yo intentaba controlar mi respiración.
Estábamos cansados, agotados, sudorosos, en esa cama donde apenas cabía una persona.
—Te quiero Miguel. —susurré, enredando mis dedos en sus cabellos. Lo sentí sonreír en mi pecho, se levantó acomodándose al lado mío.
Su brazo pasó por mi cintura, apegándome a él; la fina manta tapó nuestros desnudos cuerpos —Buenas noches Rub —susurró dándome un beso en la frente. Lo miré a los ojos, perdiéndome en ellos.
Me gustaba. Me gustaba la esperanza que veía en sus ojos marrones. Me gustaba Miguel.
Mi primer lemmon, ¿Qué os parece? :') Maratón 1/5
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Prisoners | Rubelangel
Fanfiction"Él quería matarme y yo quería matarle" Rubén en la celda 27. Miguel en la celda 28. Dos celdas separadas por un muro. Portada hecha por @DaintyRock