un café; clexa

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17:06 ; Jueves, 24 de abril.

La rubia se fijó una vez más en la clienta que golpeaba con ímpetu las teclas del caro ordenador.

Sus ojos azules se movían a medida que iba escribiendo  y movía el pie al ritmo de la cancion que sonaba en la cafetería. Su pelo era largo y castaño, ondulado en las puntas. Iba vestida con unos vaqueros pitillos, una camiseta celeste y una americana negra. Clarke se vió interrumpida por una voz conocida.

–¿Qué? ¿Te ha hipnotizado?

–Cállate, Monty–le lanzó una mirada asesina y continuó sirviendo.

–Venga ya, es mona. ¿Verdad, Jasper?–dijo el asiático dirigiéndose a su pareja.

–Sí, sí. Aunque yo solo tengo ojos para tí–la pareja rió y se besó y Monty continuó–creo que sería un buen partido para Clarke. Últimamente está muy estresada.
–Sois un cliché.
—Lo sabemos.

Clarke puso los ojos en blanco y se dirigió a servir a la atractiva clienta.

–Aquí tienes. El azúcar está ahí–sonrió y la castaña le guiñó un ojo.

Clarke volvió con una sonrisa de oreja a oreja.

–Claramente hay química entre vosotras–rió Jasper.
–Hoy, Clarke folla. –Dijo divertido Monty.
La rubia gruñó y volvió a servir mientras la pareja se reía y hablaba de ella y su necesidad de una pareja.

La castaña llamó a Clarke para pagarle, pero le acompañaban 5 $ de propina, un número de teléfono y un nombre: Lexa.

La rubia acabó su rutina y se fué a casa. Estuvo unas horas viendo su serie favorita y cenó, hasta que se decidió por llamar a la misteriosa castaña que ahora tenía nombre. Lexa.

El telefono sonó durante unos segundos hasta que Lexa respondió.

–Hola, Lexa–dijo la rubia, un tanto insegura.

–Hola, ¿quién es?

–Clarke, la de la cafeteria hoy. Lo siento si llamo en un momento inoportuno...–Clarke ya empezaba a arrepentirse.

–No, no. Que va –la castaña rió– acabo de llegar a casa. 

–Ah, entonces esta bien. Estaba pensando si mañana, cuando acabe mi turno, te apeteceria salir a cenar.

–¡Sí! Me parece bien, ¿a las ocho delante de la cafeteria?

–Me parece bien–Clarke casi pudo sentir la sonrisa de Lexa–bueno, entonces mañana nos vemos.

–¡Adiós!

Clarke se metió en la ducha pensando en la chica. No queria cagarla, no otra vez, no como con Finn. Lo echaba de menos, pero pronto iba a dejar de hacerlo gracias a la chica de la cafetería.

••••••••••••••••••

19:28 ; Viernes, 25 de Abril.

Clarke recién acababa su turno y se dió cuenta de la hora.

–Bellamy, ¿cierras tú?

–Sí, tranquila. ¿Porqué?

–He quedado con alguien.

Bellamy alzó las cejas y silbó.

–¿Y quién es?

–Una chica, es maja, y guapa.

–¡Suerte!

–¡La necesito!

Rieron y se despidieron.

Clarke cogió el bus y fue a su casa a cambiarse. Se dio una ducha y se puso unos vaqueros negros, sus fieles converse y una camisa blanca junto a un jersey gris. No queria parecer demasiado arreglada pero no lo podia evitar. Hacia mucho tiempo que no estaba con alguien y queria causar buena impresión. Se maquilló un poco y miró la hora. 19:48.

Cogió su bolso, las llaves y el movil y salió corriendo. Cogió el bus que aparcaba en la parada de delante de su casa y  a las 8:01 estaba en la puerta de la cafetería. Por suerte para ella, Lexa aun no habia llegado. Aunque eso tambien le asustaba un poco.

Cinco minutos despues vió aparcar a un Ford negro. Era ella. Lexa se bajó y se saludaron. Le abrió la puerta a Clarke y luego entró ella.

–¿Y bien? ¿A donde vamos?–preguntó ansiosa la rubia

–Vamos a mi casa.

Clarke alzó las cejas y asintió. Mientras la castaña puso la radio con el volumen bajo y fueron conociendose. Hablaron de sus sueños, sus peliculas favoritas, sus familias, etc.

Llegaron a casa de Lexa. Era un piso bastante grande donde vivía con su hermana, quien estaba de viaje en ese momento.

En el comedor habia montones de libros por todas partes. Lexa le explixó que su hermana estaba en la univeraidad y estudiaba literatura.Las paredes estaban decoradas con cuadros de ilustraciones probablemente dibujadas por ella.

–Siéntate, ¿Quieres cerveza, vino blanco, un café?

–Un vino blanco esta bien–dijo mientras se sentaba.

Lexa volvió con dos copas y se sentó a su lado. Estuvieron conversando y bebiendo un rato. La castaña trabajaba de ilustradora y recién había acabado Bellas Artes, aunque también estaba trabajando en la empresa de su padre para ahorrar un poco, ya que por ahora con las ilustraciones no podía ganarse la vida. La rubia le explicó que estaba en el segundo año de carrera de Derecho y mientras tanto trabajaba en la cafeteria donde se habian conocido.
–Voy a buscar mas vino, ¿quieres?–Lexa arrastraba los pies y las palabras, por lo que Clarke le ayudó a tumbarse en el sofá y le trajo agua.
–Creo que no necesitas mas alcohol, Lexa–rió la rubia.
–Tienes razon–Lexa pensó durante unos instantes–te necesito a ti.
Antes de que se diera cuenta la castaña habia estampado los labios contra los de la rubia y su mano cogia su pelo desesperadamente.
–He estado esperando esto desde que te ví–gimió Clarke.
Lexa tan solo rió y se sento a horcajadas encima de Clarke sin separarse de sus labios.
Clarke le quitó la camiseta y le besó el cuello mientras Lexa jadeaba en su oreja. La mano de Clarke bajó y la depositó en su cintura para juntarla mas hacia ella. La castaña se deshizo de los sujetadores y de sus pantalones.
Clarke se detuvo durante unos segundos y sostuvieron la mirada.
–¿Estas segura de esto?
–La duda ofende.–Ambas sonrieron y sus sonrisas se fundieron en un beso.
•••••••••••••••
A la mañana siguiente Clarke se despertó en una cama ajena, pero no habia nadie en ella. Se puso una camiseta larga que Lexa le habia dejado preparada y se dirigió a la cocina.
En ella se encontraba la castaña preparando un café.
–Buenos días.–Lexa besó a Clarke en la mejilla–¿Has dormido bien?
–De maravilla.
Lexa le tendió el café a la rubia.
–Cuidado, esta caliente.
Clarke asintió y fueron al comedor a desayunar en la mesa.
–Me duele mucho la cabeza.
–Ayer bebiste mucho.
–No me arrepiento de nada de lo que hice ayer.
Clarke sintió como los colores le subian a la cara e intentó taparse con la taza. Le dio un sorbo a su café. Estuvieron charlando unos minutos hasta que Clarke se dio cuenta de la hora.
–Mierda, hoy trabajo.
–¿A que hora empiezas?
–A las 12.
–Son las doce menos cuarto.
–¿Me puedes llevar a casa?
–Sí claro.
Fueron a la habitacion a cambiarse y en cinco minutos Clarke estaba en su casa duchándose.
Cuando salió de la ducha vió un mensaje en su telefono.
"Gracias por la noche de ayer. Fue inolvidable. Quiero quedar contigo pronto."
Clarke sonrió como una adolescente enamorada y guardó el contacto como Lexa.
Clarke sintió una sensacion que hacia mucho que no sentia. Un nudo en el estomago, cosquilleos en el pecho. Efectivamente, se habia enamorado de nuevo.

Høla!
Lo se, es muy rápida, pero no queria explayarme mucho.
Bueno, dedicado a todos los amantes de Clexa que se que son pocos. Colgué un shot de Sterek ayer, pasad a leerlo!
au revoir <3

one shots; sterek / clexa / malecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora