Era noviembre, un mes algo frío por la cercanía del invierno y sin razón alguna yo lo sentía triste, no era como los demás noviembres, este era especial en cierto modo.
Yo, como todos los días desperté a las 6:00 am para prepararme e ir al escuela. Tome mi baño de diario, me apresuré a vestirme y a ponerme aquel horrible uniforme color verde pino que toda la semana solía usar para ir al escuela y al terminar baje muy apurado las escaleras para desayunar un vaso de leche con un pan tostado untado de mermelada de zarzamora como me gusta, termine lo más rápido que pude y salí de mi casa lo mas pronto posible pues como era mi maldita costumbre ya se me había echo demasiado tarde.
Al llegar a la escuela me encontré en la entrada con mi novia, Ivanna. Era demasiado hermosa, tenía ojos color verde aceituna, que cuando me miraban quedaba estúpidamente hipnotizado.
Le di un beso en los labios, segundos después ella me lo devolvió, pero esta ves no sentí aquella ternura y pasión con la que me solía besar. Fue completamente extraño así que le pregunté que le sucedía y sólo me pudo contestar con un "tenemos que hablar". Yo sólo moví la cabeza en señal de aprobación con un poco de nervios cuando de repente sonó el timbre indicando el inicio de clases.
Ella corrió con sus amigas a su salón dejándome desconcertado en medio del patio. Lentamente y con una soledad inmensa me dirigí a mi aula de clase. Encontré a mi mejor amiga, Mona, quien pudo notar lo que me pasaba y me dio un abrazo enorme, al instante de sentir sus brazos alrededor de mi y sentir su calor comencé a llorar como si no hubiera un mañana.
— ¡Creo que la perdí — le dije entre lágrimas y lamentos
— ¿Por qué? ¿Terminaron? ¿Te dijo algo? — me dijo Mona muy exaltada y preocupada por mi.
— No — le respondí — y ojalá no pase nada de eso, sin ella no se que haría — le dije aquellas típicas palabras que dice alguien que ama con locura. Justo en el momento en que Mona me iba a responder, entró la profesora de Literatura y ya no pudimos seguir charlando.
Durante las clases pensaba en todo lo que me podía decir Ivanna, ese "tenemos que hablar" no era por nada.
— ¿Y si esta embarazada? — me preguntaba a mi mismo — ¡No! ¡Eso no puede ser! Ni siquiera lo hemos hecho, cuando lo teníamos planeado, se arruinó porque su estúpida hermana llegó a su casa — me respondí, y continúe pensando que sería esa cosa de la que quería hablar. Terminaron todas las clases y comenzó el descanso. Mona me detuvo del brazo para seguir hablando pero yo le dije que tenía que buscar a Ivanna para aclarar las cosas de una vez por todas. Para mí suerte, Ivanna estaba afuera de mi salón esperándome.
— ¿De qué quieres hablar? — le pregunté.
— Bu-bueno, no se si decirte, es algo que "puede" arruinar nuestra relación y no quiero que pase eso — me dijo ella un poco tímida y con ganas de llorar.
— Es que... — ella tartamudeaba
— Ya dile, se tiene que enterar. ¿O prefieres que yo le diga? — le dijo su mejor amiga Johana, quien pasaba a nuestro lado.
— Si amor ya dime, vamos a estar bien, lo prometo — le dije con toda seguridad y mostrándole apoyo.
— Me besé con Arturo ayer.
Cuando escuche salir de su boca aquellas palabras tan crueles, mi mundo se detuvo, quería que fuera mentira, quería dejar de existir, no era cierto.
¿Cómo es posible que la persona a la que más amas en la vida te pueda dañar tanto?
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Aún te extraño
Teen FictionOliver vive su vida completamente enamorado de su perfecta novia, Ivanna. Aunque una verdad muy cruel para Oliver va a acabar con su relación de cuento de hadas.