Colorín colorado, ese beso me ha arruinado

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De alguna forma pude controlar mi llanto y me calme, con las mangas de mi horrible suéter color verde pino seque las lágrimas que rodaban sobre mis mejillas.
Abrí la puerta del sanitario y me dirigí al lavabo, me mire al espejo y pude notar mis ojos un tanto hinchados y aún humedecidos por las lágrimas que habían brotado recientemente. Trate de que mi cara no se viera tan arruinada por el llanto así que decidí refrescar la con un poco de agua. Así lo hice.
Salí del baño y me dirigí de nuevo a mi salón, antes de entrar dibuje una enorme sonrisa en mi rostro como si no hubiera pasado nada (no me agradaba la idea de que la demás personas vieran mi lado vulnerable).
Ya en el salón, tome mi asiento y pude notar que una persona se dirigía hacia mi, era Gi.
— Así que fuiste al baño — me dijo Gi con una mirada muy fría y un tono en su voz algo curioso — ¿A llorar?
— ¿Qué con tu pregunta? Nada que ver — le respondí, aunque pude notar en su mirada una expresión de duda.
— ¿Te creo? — me pregunto seria e hizo una pausa. Mirándome a los ojos y viendo que de mi parte no recibía respuesta dejo salir algunas palabras más  — te voy a dar el beneficio de la duda, aunque tengo que preguntar... ¿Estás bien?
Maldita sea. Antes de responder, de nuevo hubo un silencio muy largo.
— Estoy perfectamente bien — respondí a su pregunta con una sonrisa exageradamente falsa.
Gi no mencionó ni una sola palabra, sólo me miró y se dio la media vuelta.

Al terminar la clase fui detrás de Mona para hablar con ella, la tomé por los hombros y ella volteó con una media sonrisa en su rostro.
— ¿Qué pasa? No hemos hablado en todo el día
— Ivanna ya ando con Arturo — se lo dije tal cuál, no la preparé ni siquiera para lo que le iba a decir.
— Ella ¿qué? — se pudo notar su enojo a través del tono en que dejo fluir aquella frase y en la cara total de desagrado que hizo.
— Si, ella está ahora con Arturo. Increíble ¿No? — afirme ante la pregunta que me hizo.
— No, increíble no — dijo Mona muy enojada, y no era para menos, Mona es mi mejor amiga y siempre me cuida sobre todas las cosas  — ¡Es una perra, sin corazón! ¿Cómo se atreve? — lo dojo gritando y media escuela la volteó a ver.
— Tranquila, habrá hecho cosas que me hicieron daño pero no puedo permitir que la insultes
Al parecer mi respuesta no le agradó mucho a Mona pero con caras de desagrado me dio la razón.
Después de hablar y escuchar los insultos de rabia de mi mejor amiga me separe de ella por que estaría con su novio durante el receso, así que me quedé sólo. Realmente no me importó estar sin compañía porque eso era lo que necesitaba y quería en ese momento.
Quince minutos y algunas canciones tristes después sonó el timbre que indicaba el regreso a nuestro salón.
Tome mi mochila negra que se encontraba en el suelo y comencé a subir las escaleras.
"No mires abajo, no mires abajo" me decía a mi mismo pero realmente no entendía la razón por la cual aquellas palabras sonaban en mi mente. Mi corazón comenzó a latir rápidamente por la curiosidad que tenía de mirar hacia abajo. Lo hice.
Al dirigir mi mirada al piso de abajo, ahí estaba Ivanna y Arturo, muy juntos. Pude ver como Arturo tomó  a mi ex y la llevo hacía el muro más cercano, estando en esa posición la comenzó a besar.
No dejaba de verlos, mi mirada estaba fija en ellos. El sentimiento de rabia me fue recorriendo el cuerpo y sólo podía pensar que aquel chico que estaba juntando sus labios con los de Ivanna podría ser yo. Realmente dolió y pude sentir como una parte de mi alma había muerto.

Aún te extraño Donde viven las historias. Descúbrelo ahora