Fractal

23 0 0
                                    

— ¡Moriré Bal!, ¡Soy una idiota!... — Morgana se encontraba en la habitación escondida entre los cobertores, mientras Balgoroth orbitaba alrededor de ella, intentando animarla.

— Sólo fue un accidente Morgana, no es para tanto.

— ¿¡Qué no es para tanto!?, por favor Bal, su cara lo dijo todo...

— Sólo fue un estornudo, a cualquiera le puede pasar.
— Y exactamente a mi me tuvo que pasar.

— No pasó nada grave.

— ¡Oh por favor!, ¿¡Que acaso no es grave que a la persona que vas a besar le estornudes en la cara!?.

Balgoroth ya no contestó esto y a Morgana le causó intriga, así que asomó la cabeza para ver que sucedía llamándolo, hasta que vio la cadera de alguien enfrente de la cama.

— Damon... — Susurró la chica impresionada.

— ¿Bal?, ¿Quién es Bal? — preguntó extrañado, con las cejas alzadas.

— Que susto... Eh... bueno, pues... Con mi ángel...

— Sí, claro tú ángel. Sólo venía a decir que no alzes la voz, se escucha por toda la casa... Los niños estan dormidos.

— ¡Oh! Je... Je je je... Lo siento.

— A la próxima dile a tu ángel que te recuerde guardar silencio a estas horas de la noche.

—De hecho... ¡le diré que por qué no lo me lo dijo!...

— Bien. Descansa Morgana.

— Eh... Eh... ¡Damon!...

— ¿Sí? — Contestó un poco irritado.

— Ah... Lo siento por lo de hace rato... No quise...

— No te molestes por eso — Dijo interrumpiéndola y se marchó sin darle la cara.

Morgana esperó a que cerrará la puerta y miró a Balgoroth.

— ¿Lo hiciste a propósito no es así? — le lanzó una mirada amenazadora al custodio.

—Bueno no esta molesto, ahora siendo sinceros, a nadie le gusta que le estornuden cuando están a punto...

— Gracias por recordármelo — Lo interrumpió

— Ve a dormir, es lo que más necesitas ahora.

— Esta bien... — Contestó con un berrinche y se volteó dandole la espalda con el ceño fruncido.

***

— ¡Hey! ¿Dónde estoy?... Pero si es hermoso... — La pelirroja se encontraba en un bosque con un camino enfrente de ella, estaba sorprendida, era misterioso por aquella neblina que lo cubría como un manto, lo que lo hacía más encantador.

Curiosa por aquel paisaje silencioso, siguió el camino hasta dar una vuelta, y solo había más neblina, ya no existía el camino, ya no se veía nada más que la blanca y húmeda neblina.

¿Cariño?, ¿¡Querida!?.

— ¿Mamá?, ¿Eres tú?...

¡Despierta!

— ¡Estoy bien!, ¿Dónde estás?.

Wake UpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora