Él copió su número.
Ella recibió un mensaje.
Él hacía Sexting.
Ella estaba asustada.
Desconocido: Te veías bien con ese vestido, resaltaba tus senos. 11:34 ✔✔
Nina: ¿Quién eres? ¿Por qué tienes mi número? 11:35 ✔✔
Ba...
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Estaba harta.
Julian estaba sentado a lado de mi, en el sillón, abrazándome. Me escapaba cada vez que podía a la cocina para llorar, esto ya se iba a acabar.
Julian checo su celular, se paró del sillón, me levanto a mi también.
—Amor, me debo de ir, papá ya llego de viaje y debo de estar ahí para una comida familiar —dijo fingiendo una cara de fastidio.
—No te preocupes —dije mirándolo, me beso en la mejilla y camino hacia la puerta. Maldito mentiroso— Si claro, vete con la nena, con la que me pones los cuernos —susurre para mi misma o eso creí.
—¿Qué dijiste? —preguntó volteando a verme, su cara reflejaba preocupación, diablos había escuchado, por un lado estaba asustada, ahora que haría y por el otro estaba aliviada, ahora ya no fingiría.
Lo enfrentare.
—Que te vayas con la nena, con la que me pones los cuernos —le contesté segura, ahora ya no habrá mentiras.
—¿Que-e? —preguntó procesando lo que dije.
—No te preocupes, ésta desabrida, fea, y para nada sexy, ya no te arruinara los planes —dije tratando de no sollozar.
—¿Como lo sabes? —se acercó a mi.
—Eso no es lo importante, ¿por qué lo hiciste? —pregunté ahora sollozando en el sillón.
—Emm... no me diste opción —se excusó.
—¿Qué yo no te di opción...? por dios Julian, yo no fui la que arruino años de relación, la que se acostó con otro, y el que me decepciono, ahora dime tanta necesidad tenías —reclamé subiendo la voz
—Yo lo siento ¿si? —trató de abrazarme.
—¡NO! ¿CREES QUE ES FÁCIL SOLO VENIR A DECIR LO SIENTO, Y QUE TODO ESTARÁ BIEN? NO JULIAN —grité.
—YO NO SOY EL INFIEL, ERES TU LA QUE SE MENSAJEA CON EL TAL ALONSO —gritó de regreso, tratando de echarme la culpa
—¡SI LO HAGO, SI ME MENSAJEO CON EL! PERO YO POR LO MENOS SOY FIEL Y LE TENGO CLARO QUE TENIA UNA RELACIÓN, Y NO SE PORQUE TE ENOJAS, EL POR LO MENOS ME VALORA, ME QUIERE Y LO MAS IMPORTANTE, NO ES UN MALDITO INFIEL —reclamé—. NO VENGAS A HACERTE LA VICTIMA, QUE NO TE QUEDA EL PAPEL.
—ERES UNA PERRA.
—OH CLARO, ¿Y TU QUÉ? ¿UN SANTO? ¡CLARO QUE NO! TU ERES EL MALDITO HOMBRE MAS IMBÉCIL, ESTÚPIDO, ARROGANTE, Y COBARDE QUE HAYA CONOCIDO —empecé a llorar.
—¿Y QUÉ?
—QUE TE ODIO, Y YA VETE DE MI CASA, AHORA, VETE —señalé la puerta—. QUE TE VAYAS.
Mi vida es una porquería, cuando llegue a este limite, ya no puedo.
