Él copió su número.
Ella recibió un mensaje.
Él hacía Sexting.
Ella estaba asustada.
Desconocido: Te veías bien con ese vestido, resaltaba tus senos. 11:34 ✔✔
Nina: ¿Quién eres? ¿Por qué tienes mi número? 11:35 ✔✔
Ba...
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―Te tengo una última sorpresa ―me dijo Alonso al finalizar nuestra plática pasada. Me dejó intrigada.
―¿Si? ―le pregunté emocionada.
Este momento era muy bello entre nosotros, y sinceramente creí que era lo final, pero al parecer no. Él se quedó callado. Miró disimuladamente la rebanada de pastel.
―Quiero que sepas que eres lo más importante que tengo, y además quiero decirte... es que, me gustas, incluso en tus peores momentos. No sabes lo valiosa que eres para mi, y estoy tan emocionado de formar una familia contigo. No me puedo imaginar con alguien más...
»Te necesito. Siempre serás lo más hermoso que mis ojos han visto, me encantas desde incluso de antes de conocerte... es como si fueras la indicada desde siempre, al parecer mi corazón te estaba esperando.
Mis ojos empezaron a empañarse y no sabía si en verdad estaba pasando o era un sueño. Creía que no podía mejorar esta noche. Alonso era lo mejor que me había pasado, me había acompañado en mis peores momentos y siempre había estado incondicionalmente. Nunca me había puesto peros, incluso cuando me corrieron de mi casa por estar embarazada; y para acabar, se ofreció a ser el padre de mi futuro hijo.
―Quería esperar a que te comieras tu rebanada ya que ahí esta el anillo, pero no pude aguantarme ―me interrumpió.
Mis ojos se abrieron demasiado, y si antes aún no lloraba ahora si era un mar de lágrimas, e incluso puedo decir que estoy llorando demasiado, pero bueno, cosas de embarazadas. No sabía que decirle, me quede en shock.
―¿Me permites? ―me preguntó sacandome de mi trance, levanté una ceja. Alonso agarró mi rebanada y del centro sacó un hermoso anillo. Lo sujetó con cuidado, lo limpió y me lo acercó. Me tomó de las manos― Como te dije ya, hay muchas razones por las cuáles te amo y quiero estar toda la vida contigo... Así que, Nina, ¿quieres ser mi esposa?
Apenas si podía hablar, pero asentí freneticamente y seguí llorando. El sonrió ampliamente.
―Te amo demasiado, Alon, no tengo palabras pero lo hago y también quiero pasar mi vida contigo ―al final pude hablar.
El me colocó el anillo, y lo sentí embonar perfectamente con mi pequeño dedo.
Me sentí la mujer más afortunada del mundo. Lo era.
