¿Quién eres?

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—¿Desaparecido?

Asintió y observó al castaño. Tenía la esperanza de que recuerde por sí mismo.

—¿No soy Ueda Tsubasa?— se levantó y comenzó a moverse en círculos.

—Ueda Tsubasa no existe.

—¿Qué? Pero ellos...

—Antes. Me comentaste que sufriste un accidente ¿Puedes hablarme de él?

Asintió —Desperté y no recordaba nada. Ni mi nombre. Me dijeron que caí al subir al techo y me golpeé muy fuerte. Estuve varios días inconsciente.

—Así que eso sucedió...— murmuró.

—¿Quién soy?

—Se supone que debes recordar sólo. Pero tus padres están desesperados por encontrarte.

—¿Tengo padres?

—Sí... Aimi.

Sintió un pulso y se tocó la cabeza —Aimi...— un mujer castaña invadió sus recuerdos.

—¿Estas bien?— cuestionó al verlo palidecer.

—¿Es... castaña?

Sonrió feliz —Sí.

—¿Cómo me llamó? ¿Quién soy? ¿Quién es usted?

—Kōki— usó aquel tono de voz que solía usar.

Sintió si corazón acelerarse y unos pequeños recuerdos invadieron su mente. Él, usando el cabello largo, sonriendo, jugando básquet —Kōki...

—Sí.

—Yo...— comenzó a caminar en círculos. Su corazón latía rápidamente. Él presentía que no era de esa familia. Qué ellos no eran sus padres —¿Quién es usted?

—Espera— cerró las puertas y ventanas... allí estaban ellos espiando al castaño, tendría pocos minutos antes de que alguien llegará.

Observó al pelinegro acercarse al espejo que mantenía la antigua sensei. Se cubrió la boca al ver que el pelinegro dejaba al descubierto su cabello rojo y al girar mostró ojos rojos.

—¿Me reconoces Kōki?— cuestionó sonriendo.

—Sei...— se sujetó la cabeza —Duele...

—Tranquilo... eso es, respira— dijo soplándole con una de las carpetas.

—Quiero sentarme...

Ayudo al castaño a sentarse y fue gusto cuando la puerta fue tocada.

—Espere un minuto— rápido se colocó la peluca y los lentes de contactos negros. Se acercó a la puerta y abrió —¿Se le ofrece algo?

—Quería saber cómo le fue a mi hijo.

—Claro. Pasé Hakate-san. Estamos en medio de una lección— comenzó a sacar los papeles —Continúe aquí, Ueda-kun— dijo señalando una página.

—Sí, sensei.

—Creí que no estaba.

—Supongo. Cerré porque el sol refleja directo al espejo— abrió la ventana y el sol lastimó la cara del castaño y a la señora —Mejor la mantendremos cerrada.

—Sí. Será lo mejor.

—Hakate-kun va bien. Aún tiene problemas con matemáticas. He estado trabajando con él y a mejorado mucho.

Kōki... ¿Así se llamaba? ¿Su familia lo buscaba? ¿Sei? ¿Así se llamaba el pelirrojo?

Observó al pelinegro... Sus facciones eran masculinas y finas. Sus labios eran rosas ¿Por qué sentía que ya lo había observado antes? ¿Qué eran? ¿Por qué apenas le estaba diciendo todo? Tenía dos meses desde que llegó ¿Y sí era mentira?

Se percató de que el castaño lo miraba y le sonrió. Su sonrisa se hizo más pronunciada al ver que Kōki desviaba la mirada algo sonrojado.

Sintió su pulso acelerarse y sus mejillas sonrojadas ¿Por qué reaccionaba así con él?

———————

Hakate se marchó 20 minutos después de ver qué pelinegro atendió a las preguntas del castaño y le explicaba lo del libro.

—Dios... estuvo cerca— murmuró al ver que se había alejado lo suficiente.

—¿Quién es para mí? ¿Por qué no me había dicho antes? Tiene dos meses aquí.

—Tenía que evaluar la situación. Te mantienen vigilado... supongo que es por si recuerdas algo.

—¿De dónde soy? ¿Cómo me encontró? ¡Tenía razón!

—Hemos estamos buscándote desde que desapareciste Kōki. Hace dos meses sensei tomo una foto de sus alumnos— el castaño recordó la foto, la sensei le pido que lo ayudara a repartir algunas cosas entre sus alumnos — Ella fue compañera de curso de un amigo tuyo y mío, por lo que le envió la foto a él. Inmediatamente, ku.. él me notificó de la foto. Manejamos todo por fuera de la policía, no queríamos que te llevaran, si es que esos son sus planes. Tus padres no saben que te encontré. Todos creen que estoy en Londres buscándote.

—Quiero verlos— pidió impaciente.

—No será fácil sacarte de aquí. La sensei ya cumplió con las semanas de descanso por incapacidad y regresa dentro de una semana. Más tardar el viernes o sábado tengo que sacarte de aquí.

Dudo unos segundos y si era mentira... —¿Cómo sé que es verdad? Aún no me responde mi pregunta.

—Lo que soy y quien soy, tendrás que descubrirlo sólo. El doctor aconsejo no presionarte para recordar.

—¿Doctor?

—Sí. Cuando investigue un poco más, lo consulté. Tendrás que verlo en cuanto llegamos a Tokio.

—¿Tokio?

—Sé que posiblemente no crees todo esto— Sacó su teléfono y buscó una foto —Toma.

Agarró el teléfono móvil y miro la pantalla. Allí estaban el pelirrojo y él. Su cabello era largo y vestía un poco más cubierto. Ambos sonreían a la cámara... —¿Cómo sé que no es falso?

—Mira las otras dos fotografías.

Cambio la foto y era él, peor ahora acompañado por la mujer que recordó —Mamá.

—Ella es Aimi-san. Tu madre...

Unas lágrimas surcaron sus mejillas. Ella era su madre y no Nana Ueda. Se limpió las lágrimas y cambió la foto —Arcoiris...

—Son nuestros amigos. Estas al lado del chico pelo celeste y el de las cejas partidas.

Observó la foto con detenimiento y vio a cada uno. No los recordaba, sólo pudo identificar al pelirrojo, pero hubo algo que llamó su atención: un pequeño perro de ojos azules —Niguo...

—Así se llama.

—Tengo que verlos.

Se aproximó al castaño y lo abrazo —Planificare algo. Te lo prometo. Por ahora no faltes a tus clases y no demuestres que sabes quién eres. Actúa como hasta ahora.

Sintió el aroma leve a manzanas y se relajó. Su corazón latía rápidamente pero se sentía cómodo. Cómo si siempre se estuviese abrazado al pelirrojo —¿Quién eres?

—Con el tiempo lo descubrirás. Esperaré el tiempo que sea necesario para que me recuerdes, Kōki.


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Gracias por leer y sus votos :)

Ai

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