Capítulo 9: Lagrimas de medianoche

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Una brisa suave refrescaba su cuerpo, un calor cálido le abrazaba cubriendo su cuerpo gentilmente mientras una luz brillante intentaba despertarle, el albino se removía un poco sintiendo la suavidad sobre su cuerpo, sus manos sentían algo cómodo bajo de el, poco a poco fue abriendo sus párpados, aquella luz se hacia cada vez más molesta.

-Mgh...- Suspiro mientras intentaba acostumbrarse a la luz que llegaba a sus ojos. No pudo hacer mucho por lo que se dio la vuelta y fue ahí que sus ojos captaron otro cuerpo muy cerca de él, su frente topo ligeramente con otra frente, su rostro estaba muy cerca del otro. -...ugh!?...- Dando un grito interno al ver de quién se trataba. El color rápidamente fue subiendo a sus mejillas, su corazón se alteraba, podía ver de reojo como los brazos fuertes de aquel Moreno lo abrazaban firmemente tragando duro, sus manos temblorosas llegaban al pecho ajeno mientras que le veía fijamente.

Su mente divagaba por la noche pasada, escuchando las voces en su cabeza como el moreno susurraba su nombre, los gestos, sus besos, sus caricias. Se mordió su labio y giro su rostro avergonzado sintiendo como el aliento ajeno tocaba su cuello haciéndole temblar, se había excitado con sólo verle y sentirlo cerca. Estaba incómodo por lo que empezó a levantarse intentando quitar el brazo ajeno pero sólo haciendo que las manos jalarán al otro, sintiendo como su trasero se juntaba con la intimidad dura del hombre, el albino se sonrojo bastante gimiendo de sorpresa.

-demonios....-Susurro llevando sus manos a su boca mientras sentía como el otro suspiraba en su nuca, no duró mucho para que el otro le sintiese moverse, entreabriendo los párpados viendo las orejas afelpadas del zorro caídas y parte de su rostro rojo, viendo como se cubría. Sonriendo se acerco y beso su nuca mientras se asomaba a ver su rostro.

-Te avergüenza lo que pasó? Maya...- Le miró de reojo abrazándole más hasta que beso su mejilla, pero el otro parecía más preocupado por lo que había pasado que en ponerle atención por lo que viéndole con seriedad término sonriéndole de lado para levantarse y darle la vuela, Maya había quedado boca arriba viéndole fijamente con sorpresa al pelinegro. -Esperaba un gentil y tímido Maya diciéndome...este...buenos días...-Imitando una voz bastante graciosa y apenada para así terminar riendo. -Tu voz ayer sonaba tan linda...pensé que sería igual está vez...que tristeza...- De repente unas manos se alzaron y rodearon el cuello del moreno jalando suavemente al moreno el cual sonrió de lado bastante gustoso. -B-buenos días...- Ha Maya más que nada le incomodaba el momento, no sabía cómo debía actuar después de todo había sido su primera vez con alguien, y si lo pensaba detenidamente no estaba mal el recibirle así por las mañanas, claro si llegase a pasar de nuevo.

Después de aquel susurro suave sobre los labios ajenos, termino colocando sus temblorosos labios sobre los ajenos para darle su beso de buenos días, con lentitud le abrazo acariciando su espalda y cabello, pero noto algo raro, su espalda se sentía rara, tenía una textura rasposa y una vez que toco con más detenimiento hizo que el otro saltara soltando un quejido suave. El albino no dudo en separarse con rapidez parpadeando sorprendido se levantó un poco.-Que....que pasó con tu espalda?...-alterado intento asomarse pero sin duda el moreno se dió la vuelta ocultando su espalda. -No es nada...esta bien...-Lo estaba ocultando no quería que el momento se esfumara con eso por lo que lo evito constantemente hasta que terminaron peleando.

-Dejame ver que tienes!- Gritaba el albino intentando no usar toda su fuerza en el, mientras el otro lo esquivaba a toda costa. -Son unos...ligeros raspones que me hice cuando estábamos en esas rocas...-Dijo con nerviosismo hasta que por distraerse fue jalado y tumbado boca abajo sobre la cama y encima de él estaba el albino, apenas iba a reaccionar gustoso cuando su sonrisa se bajó lentamente asombrandose por lo que veía, la espalda del moreno estaba completamente llena de rasgadas profundas heridas que parecían ser de ayer, sangre seca asustado le miro. -Eso...- levantó sus manos llevando una a su boca pero rápidamente sintiendo el aroma a sangre en ellas, la sangre del ajeno estaba en sus garras asustado se bajó de él. -Iré a buscar algo para curar tus heridas...-Iba a salir corriendo pero sus piernas aún no le respondían, sus dos pasos lo llevaron a una caída segura si no fuese por que el mayor logro reaccionar a tiempo y sujetarle y atraparlo al fin en su regazo. -Estas bien?...ten más cuidado...-Suspiro cansado llevándole de nuevo a la cama y sentando para cubrir le con la sabana. -Por eso mismo no quería decirte...-Suspira y se acerca a el, limpiando aquellas pequeñas gotas que brotaban de sus ojos y besaba por último su frente. -Estoy bien, no hay por qué preocuparte...- Dijo con un tono de voz suave, amable...casi paternal para acariciar su cabello inclinarse a verle pues este seguía con su mirada baja y mordiendo su labio. -Fue una reacción tuya...sabes no me molesta...me gustó...fue tan....no lo sé, tan asombroso...ver cómo te aferrabas a mi con tanta fuerza, como si no deseadas que me alejara, tan intenso que no pude evitar dejar que siguiéramos con ello...esa desesperación...de ser amado...no pude contenerme yo tampoco...-Dijo suspirando y sonriendo suavemente para señalar su cuerpo.-Lo siento...no pude evitarlo...quisiera dejar en claro que...tu eres mío...y yo...yo soy tuyo...si estas heridas desaparece...vender a ti para que marques lo que te pertenece...-Sonrió de lado para acercarse y tomar sus manos, pegando su frente con la ajena. -Y yo...volveré a marcar lo que es mío, Maya me pertenece...-Dijo con una voz profunda viendo fijamente al albino que poco a poco se sonrojaba desviando su mirada que poco le duró.

Shiro kitsune no jumonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora