Capitulo 10: Lo que he perdido

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Los días iban pasando tan lentos, después de aquel encuentro con el peliazul no lo había vuelto a ver, desaparecido incluso la tierra ocultaba bien todo, tragándose hasta lo mas profundo de este lugar. Por mas que el albino se concentraba en ello, en encontrarle nada lo ayudaba a acercarse aunque sea un poco en donde se encontraba todo parecía estar en su contra y con desesperación no dejaba de búscalo. Día y noche el albino salia a buscarle por los lugares mas cercanos, sus lugares favoritos hasta incluso arriesgarse a ir a pueblos con tal de saber un poco de el pero nada, ni una pizca de señal de su paradero lo que a la larga empezó a empeorar y con ello a deprimirse incluso había dejado de ver al mismo enmascarado el cual a lo lejos le seguía, no había ni siquiera cruzado mirada después de aquellos días.

Pero que podía hacer el para ayudarle, se veía como el albino se esmeraba en encontrar a su aprendiz , preocupado ya le había tomado un cariño después de todo el había sido el primer humano después de mucho tiempo que lo había aceptados sin problemas o queja alguna. Era como su familia, su hijo al cual había criado desde muy pequeño pero ahora que podía hacer, al principio solo pensaba que era solo simple rebeldía de su edad y que tarde o temprano regresaría pero los días seguian pasando y nisiquiera una pista tenía sobre su paradero, tenía que algo malo le hubiese pasado, horrorizado seguís buscando sin parar aunque la misma noche llegase.

Y aunque el mismo moreno parecía consolarlo nada podía quitar su preocupación, lo había dañado y eso era algo que no quería, después de aquella tremenda pelea que mas podía hacer nada, por lo que desanimado y con paso un tanto lento le buscaba por todo el bosque, se había arriesgado a ir mas lejos a las aldeas cercanas junto con aquel enmascarado que le vigilaba de lejos manteniendo lo a salvo era lo menos que podía hacer ahora.

Preocupado regresaban a aquella cueva de nuevo, ya había anochecido y aunque para el albino no era suficiente el enmascarado lo había terminado convenciendo. -Hotaru...- Susurro el albino con una cara de preocupación, abrigándose un poco entraba a la cueva en silencio para así pasar a sentarse dentro en silencio se quedaba viendo como el otro encendia el fuego para calentarlo. -Debe estar bien, sabes que es fuerte así que no creo que este en peligro ...así que descansa un poco vale...- El enmascarado le decía mientras quitaba su mascara dedicándole una suave sonrisa y arropándolo. -...gracias...- Con un suave susurro pronuncio el albino con la cabeza baja encogiendo sus hombros y quedando frente al fugo mientras lo miraba fijamente.

-Vamos duerme un poco vale, yo cuidare de ti esta bien y estaré atento a que alguien llegue, probablemente venga por las noches y no te des cuenta...- Dice con una sonrisa para así acercarle la cama hecha de piel de animal para que se recostara a lo que este obediente asintió y se acomodo para dormir, suspirando se dio la vuelta y se cobijo en silencio. -...ahhh...- Ni un buenas noches recibió, realmente se veía preocupado y eso podía notarlo el moreno. El rostro de Maya estaba demacrado ademas de que había dejado de comer y el dormir no ayudaba mucho, suspirando empezó a colocar unas yerbas somníferas en el fuego mientras se colocaba la mascara. -Lo siento...pero debes dormir...- Dijo en un muy leve susurro para levantarse de su lugar, con aquello sería suficiente por el momento y descansaría toda la noche.

Dejando arropado al albino se fue fuera de la cueva, siendo cuidadoso que el lugar estuviera seguro y no hubiese nada se retiro. Era noche estaba todo oscuro muy poca luz pasaban las densas nubes de aquella noche contando con los abundantes árboles frondosos de su alrededor la cueva era el lugar más seguro que había. Confiaba en que nadie se animaros a entrar a un lugar como ese. Mientras tanto el enmascarado se animaba a salir para el la búsqueda nocturna se le daba más y al ser humano tenía más facilidad de ir a aldeas a buscar información sobre el paradero de aquel chico, sin parar por ningún motivo el seguís buscando por lugares cerca pero la noche no le bastaría para seguir buscando.

En un abrir y cerrar de ojos la noche se estaba terminaba y estaba viendo los primeros rayos de luz entrar por las montañas, había pasado toda la noche buscando que no se había parado a descansar. Con muy pocos información regreso a la cueva dándose cuenta que todo estaba yendo bien, todo estaba como lo había dejado y Maya seguía durmiendo probablemente más por el cansancio que por las yerbas suspirando entro con cuidado para quitarse la ropa, su capucha para dejarla a un lado junto con su máscara para acercarse a ver que el mismo albino siguiera bien.

-Si sigues descuidando te así, terminarás debilitándose más...- Solo susurro el azabache para ver con preocupación el rostro cansado de el albino. Suspirando se recostó a su lado y lo atrajo para abrazarle y cubrirle de la luz para que siguiera durmiendo, dejando un beso sobre si frente para así suspirar. Debía admitirlo estaba más que preocupado por el estado del albino, parecía ser que aquel niño era todo para el tanto así que se descuidaba a si mismo. Celoso y preocupaciones invariantes la mente del azabache que veía fijamente al otro que dormía con un gesto de tristeza y cansancio suspirando, cerro sus ojos y lo abrazó con fuerza rodeando con sus cálidas manos el frágil cuerpo del zorro.

-No quiero verte así...pero tampoco te quiero dejar...- Susurro para así besar su frente y suspirar. La información sobre el chico le había llevado a un solo lugar a una aldea cercana, sacrificar todo con tal de que su amado sonriera como antes. -Sacrifiaria todo por verte sonreír de nuevo...- Suspiro para así hundir su rostro en el cabello ajeno y quedar en silencio.

Shiro kitsune no jumonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora