Cuatro

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Reí sarcásticamente. Él solo alzo una ceja.

-¿Acaso dije algo gracioso?

-No disculpa, creí que querías salir a dar una vuelta conmigo- dije riendo.

-Claro, ¿Porqué no?- su cara de confusión me dieron mas ganas de reír.

Su propuesta era bastante interesante. Había varias posibilidades de que quisiera salir a dar esa vuelta:

1- Me gustaría saber hasta donde llegaría este idiota.

2- Si me negará, volvería a casa a aburrirme y seguramente ver por milésima vez las 10 temporadas de Friends.

3- Me estaba acostumbrando a si mirada ojiazul.

¡¿QUE?! La ultima no era cierta. Por dios. Cállate Riley.

Suspiré.

-Bien bien, iremos a dar la estupida vuelta.

Lo escuche susurrar un 'si' de victoria, pero decidí ignorarlo.

Nos dirigimos hacia el estacionamiento. Él sacó las llaves.

-¿Y chico rudo? ¿Dónde esta tu motocicleta?- dije burlona. Él me miró mal.

-Nunca mencione una motocicleta.- dijo bufando- Ese es mi auto, bueno en realidad es de mi hermano, pero supongo que no se molestará - dijo encogiendo los hombros.

Era un auto común y corriente. No era el convertible de los típicos adolescentes, pero no estaba mal. Él se subió y metió la llave.

Rodeé los ojos y me cruce de brazos.

-¿Dónde me llevaras casanovas?- dije aun fuera del auto.

- A un bar- dijo obvio.

- Son la 10:26 de la mañana, no creo que ningún bar este abierto- él soltó un bufido.

- Bien, ¿Y a dónde quieres ir? A la biblioteca o a un museo de ciencias- soltó cínicamente.

Di la vuelta y me subí a su auto. Él me miro sonriendo.

- Donde sea- dije indiferente y él se puso en marcha.

El viaje se puso bastante aburrido hasta que él habló.

- ¿Qué estudias?- preguntó con la vista en el camino.

- Estudio política- dije orgullosa de la carrera tan profesional que elegí.

Él contuvo su risa, y yo lo fulminé inmediatamente.

- Wow, espero no tener una presidenta tan terca como tú - dijo en forma de broma, admito que sonreí, solo un poco *imagen*- Me encanta tú sonrisa- dijo desviando su vista hacia mi.

- ¿Enserio?, no creas que con un cumplido tan patético me abriré de piernas- soltó una risita.

- Solo digo lo que pienso,Riley- dijo mi nombre de una forma ¿sensual?.

Pff, que dices Riley, para con esos pensamientos.

-¿Ya llegamos?- cambié de tema inmediatamente.

Pierce frenó delante de una ¿cafetería?

- Si señorita- dijo mirándome con una sonrisa.

Bajamos del auto y entramos a la cafetería.

-Por fin llegas muchacho- dijo una señora de unos 40 y tantos años. Con el pelo castaño y recogido. Sus ojos eran del mismo color de Pierce.

-Lo siento, mamá, estuve entretenido con otra cosa- dijo mirándome de nuevo con esa estupida mirada.

Yo lo asesiné con los ojos y pensé en mil groserías que decirle, pero creo que no era el momento.

-Oh santo cielo Pierce, nunca aprendes- dijo negando la señora- Disculpa linda, Pierce es un cretino.

-No se disculpe, estoy de acuerdo con lo de cretino- dije sonriendo amablemente.

-Bueno bueno, dejen de hablar de lo hermoso que soy- yo solo reí por su egocentrismo y dirigí mi vista hacia las vidrieras de pasteles y donas que había en la cafetería.

-¿Quieres algo? La casa invita- dijo Pierce haciéndome reverencia y la madre solo me sonreía.

¿Como decir que no?.

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