Santiago preparaba las cajas de mudanza por segunda vez en su vida, tenia recién los 24 años cumplidos y vivía solo; sus padres se habían marchado a Dublín, Irlanda por que encontraron allá una oportunidad nueva de "vivir mejor y sin molestias"; cuando le preguntaron a Santi si quería ir con ellos, él decidió quedarse, dijo que necesitaba por fin despegarse un poco de su familia, al decirle eso Angela rió y dijo que lo de separarse se lo tomaba muy enserio, el se quedaría en México mientras que sus padres estarían del otro lado del charco (como le decían los mexicanos).
Al empacar la ultima caja, vio ahí tres pequeñas esferas de colores, tenían un poco de polvo de los años que habían quedado sin limpiar, a la mente se le vinieron miles de imágenes como una película de las más bonitas que había visto y un solo nombre: Isabella. ¿Que habría sido de ella?; cerro la caja y sujetó el teléfono que había en la mesita de estar que ahora estaba cubierta del plástico con burbujas que hasta la persona más vieja disfrutaría romper. Escucho primero, antes de hacer unas llamadas, el buzón de voz, en el había un mensaje de Alex, su ex novia, en realidad su verdadero nombre era Alexandra, << Necesitamos vernos, se que me pediste tiempo, pero también se que ese tiempo te va a dar la posibilidad de olvidarme y no voy a permitirlo, por favor solo hay que vernos un solo día mas>>. Se llevo las manos a la cara y paso al siguiente mensaje, era de una inmobiliaria, le habían dicho que la casa que quería la tenían disponible y que les devolviera la llamada de estar interesado y así lo hizo, llamo y le dieron todos los detalles. Estaba más que listo para irse.
Llego al café en donde se habían visto por ultima vez luego de haber terminado de empacar y subir todo al auto; vio a Alex que estaba sentada en una mesa a un lado de una ventana con un café negro en la mano; se acerco a ella y se sentó.
— ¡Santi, estas aquí!
— Si, bueno, ¿que sucede? — una muchacha regordeta le tomo la orden de lo que tomaría, en realidad no había pedido más cosas que una malteada de chocolate de las que siempre había amado.
— Quiero que pienses bien lo que estas a punto de hace, no me puedes dejar sola— Alexandra llevaba puesto un vestido casual, tenia unos cabellos chinos que le caían por los hombros, y unos zapatos de piso—. ¿Sabes cuanta falta me vas a hacer si te vas?, te necesito.
— Alex, te dije que necesitaba tiempo, tienes que entenderlo, no solo pensar en ti— tomo sus manos que estaban sobre la mesa—. Se que es difícil, pero necesito irme a descubrir que hay allá afuera, no me voy a quedar enganchado aquí para siempre. Necesitamos salir y divertirnos, somos jóvenes.
— Pero es que no lo entiendo, lo único que necesito es a ti a mi lado— la muchacha de las ordenes, le había llevado ya desde hace unos minutos su malteada y no le había dado ni un solo trago, la crema batida había comenzado a tener un aspecto extraño. Le volvió a llamar a la chica que ya había puesto los ojos en blanco como si odiara su trabajo y le dijo que si le ponía la malteada para llevar, ella bufo y se la llevo devolviéndosela más tarde toda revuelta en un baso de plástico.
— Lo lamento en verdad, Alex, pero no puedo engancharme a ti. Me tengo que ir. — Se levanto, dejo dinero para pagar la ultima cuenta de los dos juntos y le dio un sorbo a la bebida que ya no estaba tan fría, pero sin embargo seguía teniendo el mismo sabor a una gran barra de chocolate para después marcharse sin más.
Cuando llego a su nuevo hogar, al día siguiente, después de haber manejado por la carretera toda la noche y parte de la mañana, observo que había llegado al lugar en donde había crecido hasta los 9. Vio que ya habían algunos cambios pero también miro que el parque en donde pasaba las tardes enteras jugando con Isa seguía ahí y lo mejor es que estaba como si los años no hubieran pasado por el lugar. Su casa había obtenido algunas modificaciones después del tiempo que no había estado en ella, el patio tenia unas flores azules muy peculiares y estaba ahora una cerca al rededor de ella.
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¡En las estrellas!
AventuraCiudad de México, en el año 2218. Los viajes al espacio exterior se han hecho una moda. Muchas personas sueñan con uno. Dos pequeños mejores amigos de clases sociales medias tratan de conseguir uno de esos tantos aclamados viajes. ¿Te quedas a descu...