Capítulo 3

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Pov. Sora.

Nuevamente era otra linda y soleada tarde en Tokio. Yo estaba al teléfono con una amiga, ex compañera de secundaria, cuando de repente el timbre sonó. Me extrañó ya que no esperaba a nadie, y mi esposo tampoco pues a esa hora estaba trabajando. Le dije a mi amiga que esperara en línea y fui a abrir la puerta. Otra gran sorpresa me llevé cuando vi a Tetsuro-kun parado afuera con una pelota que creo era de volley bajo su brazo.

–¡Buenas, Sora-san! –dijo simpático como siempre-. ¿Está Kenma?

–H-Hola Tetsuro-kun –no pude ocultar mi asombro ante toda la situación, al parecer se había tomado en serio sus palabras del día anterior-. Sí, está en su habitación, pasa.

Voy a admitirlo, estaba algo inquieta por todo esto. Había metido un niño a la casa, y lo estaba guiando hasta la habitación de Kenma. Sabía lo nervioso e invadido que se sentiría mi hijo con la presencia de Tetsuro-kun en su refugio contra el resto del mundo, pero tenía la esperanza de que aunque ahora mi hijo probablemente me odiara, a la larga me lo iba a agradecer.

Con nervios toqué la puerta de su habitación y tras obtener su permiso asomé mi cabeza.

–Kenma, cariño, tienes visitas.

Pude ver como la cara de mi hijo, quien estaba sentado en su cama con su GAMEBOY en la mano, se debatía entre el desconcierto y el terror. Pero antes de poder decir algo que lo calmara, como ya era costumbre Tetsuro-kun se me adelantó. Abrió la puerta y se adentró con total naturalidad y confianza. Sinceramente temía que en un ataque de nervios Kenma le aventara algo por la cabeza.

–¡Hola Kenma! –dijo sonriente-. Vine a jugar contigo.

"Más que una propuesta eso sonó a orden", pensé. Y enseguida recordé sus palabras sobre obligarlo si era necesario. Vaya que se lo tomó en serio.

–B-Bueno, los dejo para que se diviertan... –soy una cobarde, quise huir de ahí antes que mi hijo me aventara algo a mí en lugar de a Tetsuro-kun.

Pov. Kenma.

Esto no podía estar pasando. Mi madre metió un niño, casi un desconocido a mi cuarto, y ahora además me deja solo con él. ¿Qué se supone que deba hacer?

–Te acuerdas de mí ¿no? –dijo él interrumpiendo mi caos interno.

–...S-Sí... Kuroo Tetsuro-kun.

–Puedes llamarme Kuroo solamente. Es más corto que Tetsuro –ahí estaba otra vez, esa sonrisa tan inquietante-. ¿Qué estás haciendo? –dijo cantarinamente.

–Videojuegos –dije mostrando mi GAMEBOY. Las pocas palabras sin duda eran lo mío.

–¿Ehh? ¿Con el día tan lindo que hace? No podemos desperdiciarlo, ¡salgamos a jugar!

–¿A-A jugar... afuera...?

–Sí, afuera –respondió-. ¿Sabes jugar al volley?

–¿V-Volley?

–¿No lo conoces? Ya sabes ese deporte donde jugadores se pasan la pelota con las manos de un lado a otro de una red, el equipo que deja caer la pelota pierde. ¡Es divertidísimo!

–...Nunca he practicado deporte, no creo ser bueno...

–Tranquilo yo te enseño.

Antes de poder replicar nuevamente Kuroo me tomó de la mano y me arrastró hasta afuera. Nos dirigimos al parque, durante todo el camino él me iba a explicando lo que era el volley, al parecer le gustaba mucho, hablaba con mucho ánimo. Me dijo que en su anterior escuela estaba en el club de volley y esperaba poder unirse al de su nueva escuela. También me enteré que ellos eran de Sapporo, y que se habían mudado a Tokio porque a su padre lo trasladaron.

Bitácora de Kozume KenmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora