Capítulo 6

115 18 1
                                    


Los días pasaban y la escuela seguía igual. Me llevaba bien con mis compañeros, hablaba con ellos y me integraba. No podría decir que éramos amigos, no me sentía tan cómodo con ellos como con Kuroo, pero por lo menos teníamos buena relación.

Por el contrario pude notar como Kuroo había hecho muchos amigos, siempre lo veía rodeado de diferentes niños y niñas, pero aun así él siempre almorzaba conmigo, me esperaba a la salida para volver juntos, y donde quiera que nos cruzáramos dentro de la escuela corría a saludarme como si no me hubiese visto en todo el día.

Todo marchaba bien hasta que dejé que Kuroo me convenciera de unirme junto a él al equipo de volley de la escuela. Me gustaba jugar con él, pero nunca pensé en formar parte de un equipo aun, no me creía tan bueno y tener que jugar con otros además de Kuroo y bajo la presión de tener que ganar la verdad no me entusiasmaba. Era algo para tomárselo en serio y yo no creía estar listo para eso, ni si alguna vez iba a estarlo. Pero lamentablemente para mi Kuroo es muy insistente, y tiene algo que no me permite decirle "no" a nada.

Era el primer día de entrenamiento, así que después de clases Kuroo fue a buscarme a mi salón para ir juntos al gimnasio. Yo estaba demasiado nervioso aunque no quería decírselo. Pero por desgracia Kuroo ya había adquirido por completo la capacidad de leerme la mente.

–No estés nervioso.

–N-No lo estoy...

–Te divertirás ya lo verás. Estaremos juntos –me sonrió, y al ver esa sonrisa, todo mi cuerpo se relajó.

Llegamos al gimnasio y ya había varios niños ahí, alrededor de siete además de nosotros. El entrenador se presentó e hizo que todos nos presentáramos en voz alta. No había otros niños de mi clase, eran todos mayores que yo, y salvo por Kuroo no conocía a ninguno. Estaba bastante intimidado.

El entrenador dio la orden de iniciar la práctica con unos minutos de trote alrededor de la cancha. Nunca fui muy veloz y corría claramente más lento que el resto del equipo. Empezaba a sentirme inferior. Luego de unos cinco minutos al trote empezamos con pases. Había practicado pases con Kuroo todo el verano, sin embargo no sé si los nervios me jugaron en contra o qué, pero parecía que era la primera vez que agarraba una pelota.

Los demás niños no me decían nada, pero tenía la sensación de que pensaban que era un fracaso en esto. Siempre imaginaba que la gente pensaba esas cosas sobre mí, me perseguía solo con mis propias suposiciones, era una pésima costumbre que quizás nunca perdería.

En un momento en entrenador me llamo a parte y me dijo que no me preocupara, que estaba ahí para aprender, que él no esperaba que fuera un excelente jugador desde el primer día. Sus intenciones fueron las mejores, pero eso no hizo más que empeorar las cosas para mí. Si hubiese dicho eso grupalmente mi reacción hubiese sido otra, pero solo me lo dijo a mí, solo yo era el único que tenía que aprender. Los demás eran todos muy buenos, y de todos Kuroo era el mejor. Se veía como disfrutaba de esto, y yo en cambio lo sufría.

–Entrenador, ¿puedo retirarme por hoy?

–No voy a obligarte a que te quedes. Pero renunciar desde ahora quizás sea muy pronto.

No contesté. Solo agaché la mirada. Realmente deseaba irme de ahí, no me importaba si era muy pronto o si quedaba como un cobarde, me sentía fuera de lugar como hacía mucho no me sentía.

–De acuerdo, puedes irte –dijo al ver mi estado anímico.

Inmediatamente me fui, lo más sigilosamente que pude para no llamar la atención de nadie, afortunadamente todos estaban muy concentrados en el entrenamiento como para notarlo.

Bitácora de Kozume KenmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora