Capitulo veintisiete

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Capitulo veintisiete.

Habíamos llegado finalmente a la tienda para comprar las carnes, vegetales, entre otras cosas. Al llegar entramos agarrados de la mano, no había podido evitar sentirme nerviosa, nos tratábamos como novios, nos besábamos, teníamos relaciones sexuales, nos hablábamos cariñosamente, y no éramos novios. Agarramos un carrito para llevar la comida, y nos dispusimos a buscar las cosas que aparecían en la lista que me había mandado Ally.

-_____, aquí dice salsa de soya, no salsa parilla. –Decía Justin leyendo el pote. –

-Justin, ¿estás seguro? –Hice una mueca mirando la lista. – Ally escribe como un doctor… No se entiende. –Rodee los ojos. Siento que alguien me agarra del hombro, era una anciana. – Hola, señora. –Salude. Ella sonrió. –

-Hola, amores. –Saludó tiernamente. – Hacen una hermosísima pareja, eh. –Sonrió, mientras Justin y yo nos mirábamos. –

-Pero es que nosotros no somos… -Al decir eso, no supe que decir. ¿No somos qué? Si nos tratábamos como novios. – No lo sé. –Termine pronunciando. –

-¿No son novios? –Pregunto la señora. Nosotros negamos. – Pues, deberían. –Hizo una pequeña risilla. Nosotros nos sonreímos. –

-Somos amigos y novios. Aún no está definida la relación. –Rió Justin. Yo lo miré un tanto sorprendida. La señora se despidió con una cálida sonrisa y se fue de lo más feliz con su esposo, quién la esperaba con el carrito de mercado feliz. Por un momento, quise ser esa señora; La señora se veía tan feliz con su esposo y debían de tener tanto tiempo… Que quisiera tener una relación así al igual que ella. –

Justin y yo seguimos haciendo el mercado y nos fuimos hacía el restaurante. Al entrar las chicas estaban llenas en el trabajo, ¿y cómo no iba a estar?; Era hora del almuerzo. Entramos hacía la cocina y dejamos todo el mercado allí. Saludamos a los trabajadores y salimos al mostrador.

-Hola, chicas. –Saludo Justin a algunas de las chicas que estaban en el mostrador. Ellas lo saludaron. –

-¿Cómo han estado? –Pregunto Laura pícaramente. –

-Genial. –Dijimos al dos al mismo tiempo y nos sonreímos al notar que lo habíamos dicho al unisonó. –

Dejamos las bolsas hacía cocina y fuimos rumbo a la pequeña oficina que había en el restaurante. Él se sentó en la silla y yo me senté en sus piernas, él me agarró de la cintura suavemente mientras hace que me giré a él y lo mire. Los dos nos quedamos minutos sonriéndonos mientras nos mirábamos y detallábamos al otro. Miré hacía sus labios, esos labios que provocaban besarlos todo el día, acariciarlos y saborearlos, esos mismos labios que había besado muchas veces y que provocaban en mi, muchas cosas. Miré sus ojos, esos ojos mieles encantadoras… Pero, no era su color de ojos que me gustaba, era como me miraba, me hacía sentir especial, como si solamente se fijaba en mí y en nadie más. No evite sonrojarme un poco, me acerqué a él hasta que nuestras respiraciones chocaron, nuestros labios rozaron y luego nos encontrábamos haciendo un dulce beso, a los mismos compases, lentamente. Saboreaba sus labios delicadamente mientras él acariciaba mi mejilla con su pulgar, haciendo que se erizaba mi piel. Nos separamos un poco, mientras nos volvíamos a sonreír. Me había enamorado de él, completamente. Su personalidad, sus labios, sus ojos, lo cariñoso que era, había hecho que me enamorara de él.

-Te amo. –Susurré mientras lo miraba. Él sonrió ampliamente. –

-Yo te amo mucho más. –Me susurró lentamente. Una lágrima recorrió mi mejilla. – No llores, princesa. –Me seco la lágrima. – No quiero que llores, quiero que siempre sonrías para mí. –Me dio un corto beso. –

-Justin, te tengo que contar algo… -Pronuncié nerviosa. Había tomado la decisión de contarle… - Yo… Yo era… Una Prostituta. –Pronuncié, cada palabra que pronunciaba hacía que la voz se me quebrara más. Él me miró, su sonrisa se borro rápidamente mientras bajaba la mirada. -

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