Un mes en el internado.

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Ya habían pasado un mes, el internado era agradable, pero algunas de sus internadas no, la comida un poco asquerosa, de lunes a viernes clases, ya era un infierno estar ahí.

Luego por un parlante se escuchó una voz femenina que decía. -las internadas que voy a mencionar hacerse  presentes en la dirección. -Menciono algunos nombres y por ultimo se escucho -Laia Andhamari. -De golpe mis ojos se abrieron de par en par, de inmediato corrí a la dirección ignorando todo lo que hacia, al llegar al lugar sin decir una palabra murmuraron.

-Tu madre viene por ti, ve por tus cosas y regresas. -Sin pensarlo empecé a correr regresando al dormitorio, mientras corría por el largo pasillo vi como alguien extraño salia del dormitorio, no le tome importancia y entre y al llegar a mi cama mi respiración era rápida y agitada, me acosté en la cama y la rapidez de mi respiración bajo, comencé a preparar mis cosas y cuando ya todo estaba listo encontré un papelito un poco arrugado. «Maldita, cuando regreses seras mía» provocando me un poco de temor mientras lo arrugaba aun más, tire aquel pequeño  y curioso papel dando en marcha hacia la dirección de aquel internado, cuando llegue ahí estaba mi madre, me miro fijamente a los ojos provocando una pequeña sonrisa, me acerque a mi madre y la abrace, salimos del fastidioso internado y sentía como el viento hacia bailar mi ondulado cabello.

La Vida Es Una Hermosa MentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora