Ya nada es como hace unos meses, cada vez es más fuerte esta presión en mi pecho. Es una sensación de vacío desgarradora, como si algo me faltara pero no supiera el qué. La necesidad de saber se ha vuelto mucho más poderosa que antes, y no sólo de descubrir de una vez lo que pasa fuera de estas cuatro paredes, si no de hallar el por qué es que soy incapaz de recordar nada antes de encontrarme metida en esta habitación.
Sigo oyendo todos los días la lluvia a través de esa perturbadora ventana y sigo observando las gotas que caen y recorren con fluidez por sus cristales una y otra vez.
No os miento cuando os digo que he intentado acercarme a alguna de las dos viejas estanterías, pero no llega a ser más que eso, un simple intento que no llega a nada más.
Vuelvo a refugiarme en mis tres más preciados y siempre cercanos libros, ya que gracias a ellos puedo hacerme una idea de lo que sería tener una vida, aunque no sea lo más"normal"que alguien pueda experimentar.
Sé que me engaño y sé que me vuelto una persona totalmente inútil. Ni si quiera sé cómo soy. Ni espejos, ni distintos conjuntos para poder combinar, sólo los mismos simples vestidos repetidos sin cesar en el pequeño armario sin puertas e igual de antiguo que cada uno de los malditos muebles.
La verdad es que ya no estoy tan segura de que me guste estar aquí, o simplemente es que no me puedo sacar a aquellas dos personas de la cabeza. Las únicas dos señales de vida que he tenido desde que tengo memoria. Quizás estoy frustrada porque necesito más de aquella sensación, de aquello que me hace sentir que no estoy sola.
Enemigo mío, vacío, sabía que estabas aquí, pero no era consiente del dolor que puedes llegar a causar, como de una pesadilla de la que no puedes escapar, de las que no eres capaz de despertar, como una catástrofe natural que arrasa todo por su paso, que no puedes detener. Te consumes, te evaporas en su mundo de desesperación, luchando y dando más retrocesos que pasos al frente. Una catástrofe como la lluvia, sí, como mi única amistad en esta soledad, me oculta del exterior, ¿Acaso eres como una madre mala? ¿O sólo quieres protegerme?
Déjame ser un poco infantil, déjame salir un rato a jugar.
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Perdóname
Novela JuvenilNora es una chica de 25 años que se encuentra encerrada en una habitación de la cual no tiene intención de salir, al menos en un principio. Poco a poco se le van generando muchas dudas en su interior, hasta tal punto que se convierte en una agonía...