Capítulo 5: "La invasión."

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El hombre me miraba desafiante. Yo dudaba. Temía haber bebido un agua sagrada o algo por el estilo.

-Si es por lo del agua puedo pagarla... - dije intentando suavizar la riña.

Me miró a los ojos. Torno su expresión seria a una sonrisa.

-No es eso, joven - se explicó. - ¿De dónde eres?

Dudé un rato. Si le digo mi lugar de origen...

-Pues...

-No eres de aquí, ¿verdad?

-No...

Sacó unos pergaminos de un cajón.

Los colocó sobre la mesa. Con un gesto, me indicó que los leyera.

-Con permiso - dije tembloroso.

Comencé a leerlos. Eran informes de guerra. Número exacto de abatidos, heridos...

-Hace muchos años, tu abuelo nos ayudó a defendernos de unos invasores. Los Dragones Rojos.

Era un ejército invencible. Sus guerreros eran poderosos y maestros del arte de la espada.

En este mundo, la espada es el arte más importante. Desde niños, los habitantes de este mundo practican el manejo de la espada.

-¿¡Este mundo!? - grité perplejo.

-Sí. ¿Tu abuelo no te lo contó?

-No... - contesté triste. - Hace un año que murió...

El viejo bajo la mirada mientras cruzaba los brazos. Los dos debieron ser buenos amigos.

-Veo que no lo consiguió...

-¿Conseguir qué? - pregunté interesado. Mi abuelo parecía tan normal... ¿Esta locura será por su culpa?

-No es nada - dijo desenrollando un pergamino. - Veamos. Hace muchos años, los Dragones Rojos trataron de dominar el castillo de la zona azul.

-¿La zona azul? - pregunté.

-Existen dos zonas en el mundo Ken - indicó. - La zona roja, cuyo ejército son los Dragones Rojos y su rey es Kento. Un tirano que sólo desea la expansión de su reino.

Luego, la zona azul tiene a los Pájaros Azules y su monarca es la princesa Minari.

Sus padres murieron hace bastantes años. Cuándo la zona roja conquistó la azul.

-Entonces, ¿qué queréis de mi? - pregunté impaciente.

De un cajón sacó un paquete. Me lo ofreció. Pude leer:

"Para Tsuki"

Miré al anciano. Este asintió. Abrí el paquete. En su interior había una nota y una cajita de cartón.

"Querido Tsuki.

Si estás leyendo esto es que estas con mi viejo amigo Endou.

Lo que te voy a contar es muy importante. Ya me he asegurado de que llegues a esto. Siento haberte metido en esto.

Hace varias décadas, estalló una guerra entre la zona azul y la zona roja.

Yo participé en la guerra a favor de la zona azul. Era capaz de vencer a varios enemigos con un solo tajo de mi espada.

Finalmente, conseguimos ganar la guerra.

Kento, trató de eliminarme como fuera, pero no le fue posible.

El malvado monarca rojo está esperando a mi lecho de muerte para volver a intentar conquistar la zona azul.

Te pido que protejas este lugar, Tsuki. Protege en lo que yo creía. Protege a la princesa."

Un profundo silencio inundó la sala. Endou me miraba esperando respuesta.

Cogí la cajita y la abrí. En su interior había una carta con un dibujo de una espada.

Al tocarla, esta comenzó a emitir una incesante luz.

-Yamato utilizó esta carta para vencer a los Dragones Rojos - explicó mientras trataba un círculo en un viejo mapa. - Ayúdanos.

-Yo no puedo hacerlo...

-¡Claro que sí! Tienes la sangre de los Hagashima. Seguro que lo consigues.

Cerré los puños con fuerza. El destino de una civilización entera en mis manos...

Nunca esperé nada así. Preferiría estar jugando a un videojuego con Ai... Con Raiden...

Guardé la carta en el bolsillo. El anciano frunció el ceño.

Cogió una alforja de cuero de debajo de su mesa y me la dió.

Me la até en un extremo del pantalón. Allí metí la carta.

-¿Qué tengo que hacer?

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Me llevó a una sala en la que había en el centro una mesa cita forma era un rombo de piedra. Y una gran cantidad de sillas la rodeaban.

-Estamos aquí reunidos para hablar de nuestro plan de defensa - dijo Endou.

En la misma sala, personas de distintas edades, estaban en la reunión. Todos con una expresión seria y antipática.

-Déjalo, Endou - dijo una joven. Su cabello era rubio. Piel pálida y sonrisa maliciosa. - Si nos rendimos ahora, no nos harán nada.

El anciano cruzó los brazos. Ella se apoyó en su silla con aire victorioso.

- ¿Cómo puedes afirmar que no mienten? - pregunté extrañado.

-¿Quién es este mocoso? - preguntó la rubia.

- Tsuki, Tsukiteru Hagashima - respondí valientemente.

Las miradas de todos los presentes cambiaron.

-Un... Hagashima...

-Imposible...

Me levanté y sonreí. La muchacha que había respondido al anciano colocó una mano en su frente.

-Mitsubi, - dijo Endou. - ¿algo que objetar?

Ella se mordió un labio.

-¡Con un Hagashima no podemos perder!

-¡Increíble!

-¡Qué mono es!

Ese último comentario hizo que me sonrrojara.

Terminó el debate. Todos votaron a favor para ayudar a los Pájaros Azules a defender el castillo.

Mitsu me lanzó una mirada asesina. No entendía por qué votaba en contra...

El plan era el siguiente:

Mitsubi, Endou, otros aldeanos y yo ayudaríamos en la defensa del puente principal.

Zona bastante lejana al castillo. Seguro que usaban el pueblo para cansar al enemigo.

De todos modos iba a dar lo mejor de mí.

Mañana...






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