Su cerebro no lograba comprenderlo. ¿Quién era ese hombre?
Aquel delgado hombre de cabello color rubio entraba a esa habitación en la que se encontraba recluido, sin poder recodar desde hace cuánto tiempo, le miraba con ese par de clarificados ojos caramelo que se escudaban detrás de un par de anteojos de marco negro, suspiraba lentamente unos segundos, anotaba algo en unas misteriosas hojas blancas y después, sencillamente se marchaba.Ese misterioso hombre, del que ni siquiera sabía el nombre, lo visitaba como si de alguna forma, intentase encontrar algo o más allá eso, intentase que él le aclarara algo. ¿Pero cómo podría? Si ni siquiera sabía qué hacia él allí. No sabía dónde estaba, ni desde hacía cuánto tiempo. Por alguna razón, no podía recordarlo.
Se encontraba en una pulcra habitación de paredes blancas, en la que residían un par de sofás de cuero café claro, una mesa de centro, una amplía cómoda de caoba, un par de sillas sencillas, y un pequeño mueble de noche que yacía a un costado de esa cama en la que se encontraba. El lugar, podría ser un hospital. Bien podría serlo pero, él no lo sentía igual, incluso tenía algunos rasgos que dictaban que no lo era.
Seung Hyun suspiró pesadamente, sintiendo de pronto el aburrimiento pesando dentro de su pecho, a tal punto de incluso llegar a asfixiarlo. Miró el lugar en donde yacía, notando lo inmaculado que era, incluso él, vistiendo un conjunto holgado de color azul marino.
De pronto, un ligero ruido llamó su atención. El pomo de la puerta era girado suavemente, como si de alguna manera no quisiesen molestarle. Instantes después, vio entrar a un joven hombre de cabello castaño, quién le sonrió dulcemente mientras se acercaba a él, sosteniendo entre sus manos una bandeja con comida.
--Hola, Seung Hyun...- la melodiosa voz del joven logró robar una sincera sonrisa por parte de mayor, quien esperó impaciente por escucharle un poco más.--Hola. ¿Seung Hyun, cierto?- se atrevió a preguntar, recordaba vagamente que el joven se llamaba así.
--Llámame Ri...
--Bien. ¿Ri, podrías decirme en dónde estoy?
--Estás en...- el muchacho dudó unos cuantos segundos- El hospital. Sí, el hospital.
--¿Qué pasó?
--Sufriste un accidente...- dijo como si nada mientras colocaba la bandeja sobre las piernas del mayor- Hace algunos días. Lastimosamente, no hemos localizado a algún familiar. Lo siento.- esta vez pareció tener más tacto al hablar.
--No hay problema. Además, no creo que puedan, si acaso a algún amigo. Mis padres fallecieron hace años. No tuve hermanos. Y mi esposa, ella falleció hace tres años.- su ronca voz había sido apenas un sutil murmullo cadencioso que consiguió estrujar el joven corazón del castaño- ¿Entonces, eres tú mi enfermero?- inquirió de pronto.
--Algo así...- murmuró mientras se sentaba al borde de la cama, a su costado.
--¿Algo así? ¿Cómo es eso?
--Bueno. Lo que pasa es que, hay muchos más pacientes y bueno, yo no podría ser exclusivamente tu enfermero...- sonrió el chico- Tendrás que compartirme.
--Oh. Comprendo.- sonrió el mayor- Por mi está bien.
--Anda, come lo que te he traído. Debes de estar fuerte y sano para que puedas salir de aquí.- el mayor asintió- Seung Hyun, dijiste que eres viudo...
--Sí. Estuve casado por cinco años pero, mi esposa murió en un accidente automovilístico. Un hombre alcoholizado la arrolló.
--Lo siento tanto.- murmuró el menor mientras cubría con una de sus manos la del mayor y la estrujaba suavemente.
--Yo mucho más. Ella fue y seguirá siendo mi vida.- sonrió con nostalgia- Ella era todo lo que yo necesitaba y quería. Era el amor de mi vida. Estoy seguro de que, siempre voy a amarla.
--¿Y cómo se llamaba?- la voz del chico titubeó ante la pasión y el dolor con la que el mayor hablaba.
--Ueno Juri. Era de Tokio.
--¿Y cómo se conocieron?
--Compartíamos una amistad, el dueño de un viñedo. Esa tarde recuerdo que mi amigo me invitó y me dejó solo un rato mientras él resolvía unos asuntos, así que me dediqué a recorrer el lugar hasta que encontré su vasta colección. El coleccionar vino es para mí un gran pasatiempo, así que me detuve a observar y cuanto intenté tomar una de las botellas, mis dedos chocaron con los suyos. Y cuando la vi, me enamoré de sus ojos. Eran como dos gotas de miel.- una espesa lágrima corrió por su mejilla- Lo siento...
--No te preocupes.- sonrió débilmente- Puedo comprenderte, yo me enamoré una vez y era igual. Siempre creí que...- de la nada, se vio interrumpido por el mismo sonido de la puerta al ser abierta.
Ambos jóvenes giraron la mirada hacia la entrada, encontrándose con un par de estoicos ojos color caramelo que miraban detrás de aquellos profesionales lentes de marco negro. El joven hombre vestía unos pantalones color negro, zapatos de agujeta, camisa de vestir negra y un largo abrigo de color blanco. Los largos dedos pálidos sostenían una tabla de color plata que sujetaba algunas hojas.Seung Hyun no pudo evitar fruncir el ceño. Ese hombre era aquel que siempre entraba y nunca decía nada, simplemente le observaba y luego de unos minutos, salía. De alguna forma, le daba cierta desconfianza.
--SeungRi, afuera tienes deberes.- habló por primera vez frente al mayor de todos, sorprendiendo a éste mismo. El tono de aquella voz era cadencioso, como una ligera caricia.--Sí. Lo siento, hyung.- dijo mientras miraba por última vez al pelinegro- Vendré más tarde para recoger la bandeja. Espero te termines todo.- le sonrió y después se marchó de la habitación.
El recién llegado simplemente se dedicó a observarle unos cuantos minutos, mismos que le parecían eternos al mayor. Aquel misterioso hombre comenzó a anotar algunas cosas en las hojas que llevaba, mirándole de vez en cuanto. Finalmente, tuvo las intenciones de salir de allí, pero no dejaría que se fuera.
--¡Espere!- casi gritó el mayor, carraspeando enseguida, notando como el hombre se giraba para mirarle estoico- ¿Por qué hace esto? Viene aquí, me mira por algunos minutos y después se va. ¿Quién es usted?- los ojos del pelinegro vibraron ante aquella mirada que sinceramente no denotaba nada- ¿Es mi médico?--Lo soy...- afirmó al cabo de algunos minutos, aún sin cambiar su expresión.
--¿Y cuál es su nombre?
--¿No lo recuerda?- el mayor creyó denotar un matiz de sentimiento en esa simple pregunta pero, decidió no darle importancia.
--Lo siento...
--No importa.- una suave sonrisa diplomática se desprendió de los labios del profesional- Mi nombre es Kwon Ji Yong. Soy su médico.
--Bien, doctor Kwon. ¿Podría decirme qué tengo?
--Sufrió un accidente y he estado haciendo las pruebas pertinentes para asegurarme de que no sufre ninguna secuela.
--¿Secuela?
--Amnesia. ¿Ha olvidado algo, Seung Hyun?
--No lo creo.- apartó la mirada, tratando de recordar- ¿Es así?
--No sé, señor. Tendremos que verlo con el tiempo. Por lo pronto tendrá que quedarse algunos días.- el mayor asintió distraídamente.
--Está bien.- sonrió mirándole pero después frunció el ceño- ¿Cuál dijo que era su apellido?
--Kwon. Kwon Ji Yong.
Amar es dar lo que no se tiene a alguien que no lo quiere...
Lacan---
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MÁS ALLÁ DE LA REALIDAD
RomanceÉl era un hombre que jamás deseo otra cosa que no fuese el amor y la estabilidad que una buena mujer era capaz de otorgar. Una mujer bondadosa que fuese capaz de brindarle paz y ese calor cuando apenas y tocara su mano. Siempre quiso tener una buen...