Había sentido la suave caricia del alto pelinegro en lo profundo de su corazón, mientras los gruesos dedos mimaban su pálida piel, recorriendo su tierna y delineando con sumo cuidado sus entreabiertos labios.
La asfixiante necesidad de hablar con la verdad carcomía el cuerpo más joven mientras se veía reflejado en esos oscuros ojos marrones que le observaban con detalle mientras las pupilas se dilataban y la respiración se tornaba pesada.
Cerrando los ojos, Ji Yong se permitió disfrutar del íntimo y efímero momento mientras sus dedos tanteaban el frío piso, buscando aquella otra mano para entonces entrelazarse lentamente.
Tímidamente, Seung Hyun alzó la mano para acariciar las sedosas hebras de oro mientras las comisuras de sus labios se alzaban en una suave sonrisa, a la vez que sentía los latidos de su corazón acompasándose con la respiración del médico, quien se inclinó hacia él, encontrando entonces refugio en su regazo.
El lento y cálido aliento del más joven cosquilleó sobre el desnudo cuello del pelinegro mientras éste se dedicaba a mimar los delgados hilos de oro. Ji Yong mordió fuertemente su labio inferior mientras sentía sus ojos aguarse y su cuerpo temblar, aferrándose a la delgada vestimenta del más alto, ahogó un profundo sollozo mientras hundía su rostro en el amplio pecho y lo humedecía con sus espesas lágrimas.
--Tranquilo, estoy aquí...- murmuró Seung Hyun mientras depositaba un gentil beso sobre los claros cabellos y acariciaba la estrecha espalda con su palma extendida, tratando de reconfortarle.
--Lo sé...- sollozó.
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Sorbiendo la nariz, Ji Yong apartó la mirada mientras una sonrisa triste adornaba sus labios. Volviendo la atención a aquel apuesto pelinegro que yacía sobre la estrecha cama de sábanas blancas, guardó sus heladas manos dentro de los bolsillos de su abrigo mientras una avergonzada sonrisa se apoderaba de su expresión.
Disculpándose por lo antes acontecido, miró una última vez a su paciente antes de abandonar la habitación, cerrando la puerta a sus espaldas sólo para recargarse contra ella y permitir que una rezagada lágrima surcara su mejilla mientras una débil sonrisa jalaba las comisuras de sus labios.
--Te amo...
Suspirando profundamente, Ji Yong dejó sobre el escritorio los papeles cifrados que había estado analizando sólo para apoyar su frente sobre sus brazos cruzados, los cuales hizo descansar sobre el mueble.
El sol brillaba a sus espalas, filtrándose a través del inmenso ventanal que daba vista hacia el jardín, permitiendo que la luz bañase cada rincón de la amplia oficina. El suave crujir de los goznes de la puerta y el toque de los nudillos contra ésta le hicieron alzar la cabeza para encontrarse con los oscuros ojos marrones de SeungRi, quien le miró directamente y pidió implícito permiso.
--¿Querías verme?
--Sí.- señaló la silla frente al escritorio- Él parece tenerte confianza...- sonrió- Dime algo SeungRi, ¿Qué es lo que él piensa de mí?- irguiéndose con rigidez, el más joven apartó la mirada suavemente mientras su mandíbula se tensaba.
--¿Por qué quieres saberlo?- murmuró.
--Tan solo responde...- imploró mientras mordía su labio inferior.
--¿Ha sucedido algo que desconozca?- inquirió de pronto menor.
--No lo sé, tal vez...- admitió mientras sus mejillas se teñían de rosa y sus ojos le miraban con timidez- ¿Y bien?
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MÁS ALLÁ DE LA REALIDAD
RomanceÉl era un hombre que jamás deseo otra cosa que no fuese el amor y la estabilidad que una buena mujer era capaz de otorgar. Una mujer bondadosa que fuese capaz de brindarle paz y ese calor cuando apenas y tocara su mano. Siempre quiso tener una buen...