CAPÍTULO 1

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Había una extraña sensación atacándole. Cierta familiaridad carcomía las entrañas de aquel pelinegro, quien experimentaba al mismo tiempo una profunda necesidad de pronunciar ese común nombre, como si de alguna manera el hacerlo las suficientes veces le diese lo que tanto le faltaba. Su lengua mental se deleitaba al delinear con profunda necesidad aquel llano nombre, letra por letra hasta hacerle sentir una inquietante emoción.

No era capaz de conciliar el sueño, y mucho menos podía entretenerse en el televisor de pantalla plana que yacía sobre una de las paredes, mostrándole una película de acción. El hartazón que sentía de estar postrado en esa maldita cama, estaba consumiéndole con lentitud. Estaba cansado de escuchar los sonidos del electrocardiógrafo que le impedía levantarse de su sitio.

Ese extraño hombre que se hacía decir su médico no había aparecido en la habitación durante todo el día. Y él no podía soportar un segundo más de incertidumbre. ¿Por qué tendría que estar de esa forma si es que había tenido un accidente automovilístico? ¿Cuán extraño era que ni siquiera tuviese un rasguño en el cuerpo y que absolutamente nada le doliese?

Un par de débiles toques sobre la puerta de la habitación llamaron su atención. Volviendo la mirada hacia el trozo de madera, vio aparecer a aquel dulce joven que decía ser su enfermero. Una suave sonrisa marcaba los delgados labios del practicante, quien sostenía entre sus manos una bandeja con comida.

--Ya volví...- murmuró sonriente- ¿Cómo te sientes?- inquirió mientras acercaba la bandeja al mayor.

--Estoy bien.- hizo una mueca- Aunque aburrido.- finalizó.

--Sé cómo arreglar eso.- golpeó con su dedo índice su barbilla- Es mi tiempo de descanso, de hecho, si deseas puedo traer mi consola de videojuegos y jugar un rato.

--¿Puedes hacer eso?- arrugó el entrecejo.

--¿Y por qué no?- sonrió dulcemente.

--¿No te meterás en problemas con tus jefes, con el médico Kwon?

--Ji-hyung no está.- aclaró- Técnicamente es mi jefe, así que no, no hay problema. No te preocupes por eso. ¿Así que qué dices?

--Para mí suena genial...- aceptó.

--Perfecto.- una brillante sonrisa apareció en los delgados labios del chico mientras veía cómo el otro asentía y salía rápidamente de la habitación, volviendo apenas unos cuantos minutos después con una bolsa no muy grande- Espero estés preparado para perder porque nunca he perdido un solo juego.- presumió el de ojeras.

--Siempre existe la primera vez, panda...- dijo riendo el mayor, observando como el chico detenía sus acciones y le miraba atentamente, con los labios entreabiertos y la mirada brillosa- ¿Qué pasa?

--¿Cómo fue que me llamaste?

--Panda...- murmuró lentamente- ¿Te molesta?- le vio negando- Es sólo porque luces como uno...- sonrió quedamente.

--Entonces...- sacudió suavemente la cabeza y sonrió- Te vencerá un panda.

Había una extraordinaria facilidad de comunicación entre ambos. Los dos tenían una asombrosa química, había la confianza para mirarse y sonreír amenamente.

Bromeaban y hacían comentarios sin sentido alguno. Se retaban, alardeaban y remilgaban por el juego pero todo siempre con un trasfondo de buen humor.

--¿Qué estás haciendo, SeungRi?- devolviéndoles de aquel perfecto sitio en el que podían disfrutar plenamente, una cadenciosa voz les hizo estremecer.

MÁS ALLÁ DE LA REALIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora