CAPÍTULO 6

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Final...

Caminaba con la mirada fija en las baldosas que sus pies iban dejando atrás mientras sus frías manos se hundían con mayor fuerza dentro de los bolsillos de su grueso abrigo.

Frunciendo los labios profundamente, paró al borde de la acera mientras sus ojos se alzaban y miraba directamente al pequeño monitor de transito que marcaba la clara figura de una palma extendida de color rojo. Cerrando los ojos con fuerza, se permitió recordar la confusa expresión de Seung Hyun mientras le decía que no podía responder con seguridad si en verdad había llegado a sentir algo real por su hermanastro, o si sólo había sido un simple juego como con él.

La asfixiante necesidad de un lugar cálido y silencioso que pudiese reconfortarle, hizo incluso que sus dientes castañeasen mientras se atrevía a cruzar la desolada calle, sin siquiera mirar a los costados, importándole verdaderamente poco lo que pudiese sucederla ya.

Un chirriante sonido de los neumáticos resbalando en el asfalto le hicieron alzar la cabeza con sorpresa mientras veía el costado de un automóvil frente a él, del cual descendió un alto hombre de edad avanzada, quien le miró con el entrecejo fruncido mientras se acercaba y murmuraba palabras ilegibles para él pero las cuales, estaba seguro, no eran amigables.

Murmuró débilmente sus disculpas mientras el hombre de cabello canoso le miraba retrocediendo. Con labios y manos temblorosas, se alejó lentamente mientras escuchaba el automóvil emprendiendo marcha y alejándose cuanto más rápido podía mientras él se encargaba de dejar los sonidos atrás.

La inquietud pulsó bajó su piel, llevando dolorosos espasmos a lo largo de sus terminaciones nerviosas mientras él se dedicaba a caminar sin tener claro dónde ir. Esos preciosos ojos que siempre se habían esforzado por demostrar una gentileza y una suavidad genuina, en ese momento iban teñidos de la amarga decepción de la más profunda traición que alguien como él podría recibir.

Se sentía traicionado. Había sido estúpidamente usado. Desechado.

Alzando la cabeza, se vio a sí mismo frente a un complejo departamental que parecía imponente ante él. Suspirando profundamente, se acercó hasta el intercomunicador y pulsó el pequeño botón que marcaba el número 7A, mientras esperaba pacientemente a que la persona que respondiera le diera acceso al complejo. Un murmullo somnoliento y débil se escuchó a través de la pequeña bocina mientras él se poyaba en contra el frío muro.

--Por favor...- fue lo único que pudo decir en medio de un sollozo mientras sus manos se aferraban con fuerza a un viejo medidor de luz

--¿Ji Yong? ¿Eres tú?- sin responder a ninguna de las cuestiones, el joven pelirrubio simplemente suplicó por segunda antes de escuchar la puerta principal destrabándose y la dulce voz de su interlocutor pidiéndole que subiera.

Las palabras no emergían, simplemente se trataba de suaves sollozos que destrozaban gradualmente la ya desgastada alma. No habían pasado más que un par de breves instantes en los que el residente de aquel departamento atravesaba un pequeño estado de shock, antes de mirarse tomando entre sus brazos al débil y escuálido hombre.

No había importado en absoluto que alguien pudiese salir de algún departamento para mirarles, ellos simplemente se deslizaron al alfombrado piso y se fundieron en un necesitado y asfixiante abrazo, mientras el más viejo se dedicaba a murmurar cosas sin sentido a la vez que permitía a sus lágrimas deslizarse libremente a lo largo de sus mejillas.

DaeSung no lo comprendía. Sabía bien sobre la gran susceptibilidad del rubio a quebrantarse, sin embargo, jamás lo había visto en ese estado. Kwon Ji Yong siempre había recurrido al llanto cuando necesitaba externar su dolor, esa era su forma de sobrellevarlo, sin embargo, jamás habían sido más que unas cuantas lágrimas. Pero para su sorpresa, en esos momentos las cosas eran mucho más de lo que parecían. Había algo peculiar en la forma en la que el más viejo se aferraba a sus brazos, en la forma en la que sus dedos se ceñían a sus delgadas prendas y había cierta extrañeza en el profundo y apasionado apego.

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