Un tiempo atrás.

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Hoy he quedado con Teo. ¡Que ganas tengo que llegue la hora! Me estoy arreglando en mi habitación cuando suenan unos golpecitos en la puerta. Sé que es mi padre y le digo que entre. Cuando me ve arreglándome  me pregunta qué a donde voy y le digo que tengo una cita con un chico. En su cara se reflejan muchas emociones. Sorpresa, preocupación, miedo...Pobre... desde que mi madre murió, hace cuatro años, por culpa del cancer, se vió a cargo de una cria, de sus estudios, de la faena del piso... sumándole, su trabajo de policia en barcelona. Mi padre se estreso los dos primeros años, pero ahora, parece que ya lo tiene todo bastante asimilado. Somos bastante cercano, nos lo contamos todo. Es un padre muy abierto de mente, no es nada cuadriculado y me da muy buenos consejos. A cambio de todo esto, yo no le fallo con los estudios y obedezco todas las nomas impuestas desde hace un par de años.

-¿Quien és? ¿Le conozco?- Me pregunta preocupado.

-Se llama Teo y no, no lo conoces. Me lo presentó la prima de una amiga de Dani.- Sigo arreglándome el pelo frente a mi espejo, él se sienta en el filo de la cama y seguimos con la conversación. le explico que Teo está en el primer curso de la Universidad, cursando derecho. Qué es la tercera vez que quedamos y que hoy nos vamos al cine, a cenar y que me traerá antes de las once a casa. A mi padre no le gusta nada lo que le cuento, lo veo reflejado en su cara. Me dice que a él hoy le toca guardia, que si necesito algo que lo llame y que se lo diga.

-¿Que puede pasar, papa? És un chico muy majo y atento.No te preocupes, estoy segura que no será necesario que te llame para nada.- Le sonrió y le hago una caída de pestañas de niña buena. Y lo tengo en el bote. Me aconseja que coja un profiláctico del armario del baño, y yo me sonrojo automáticamente.  Aunque ya lo había cogido.

La película, verdaderamente, no tengo ni idea de que iba. Nos pasamos la mayor parte de ella besándonos. Salí de la sala bastante acalorada, Teo me volvió loca. Entramos a un Italiano que había cerca del cine. Nos sentamos en una mesa pequeña, uno en frente del otro, y las manos de Teo no se estuvieron quietas bajo la mesa. Yo,muy envalentonada, también acaricié. Me sorprendí y mucho con su miembro. Era la primera vez que tocaba uno. Sobra decir que soy virgen, pero eso Teo no lo sabia. Salimos de Italiano bastante contentos los dos, pero los besos de Teo cada vez eran más intensos y yo cada vez estaba más nerviosa. Tomamos un helado en una heladería que estaba muy cerca, y llego la hora en que tenia que regresar a casa.

-No puedo ir, Teo. En mi casa hay toque de queda y no puedo saltármelo.- Le contesté bastante avergonzada.

-Venga ya. ¿Eres tu muy responsable, no? ¿Pero, si ni siquiera está tu padre en casa, no?-Me pregunto bastante risueño. Yo no se lo que le pasaba hoy a Teo, parecía otra persona. Delante de los demás no lo había visto nunca tan suelto de manos. Pero me pareció que la situación que estábamos teniendo era para que estuviera tan tocón y tan ansioso.

-No, no está en casa. Y sí, soy bastante responsable. No me gusta faltar a mi palabra, cuando la doy, cumplo con ella.- Le contesté un poco fuera de tono.

-Ey, guapa, no te alteres. Mira, tengo una idea. Que te parece si vamos  a tu casa. Tu estarás a tu hora, no te saltas ningun toque de queda y así podemos estar un poco mas juntitos. Y, ¿cumples con la promesa que llevas toda la tarde haciéndome?

La verdad es que eso ultimo me dejo algo confundida. Yo no le estaba haciendo ninguna promesa. Pero aún así, acepté estar un rato mas en casa. Cuando llegamos a casa le ofrecí algo de beber. Y nos sentamos en el sofá a darnos el lote. Y como yo no quería pasar de ahí, le dije que mejor se fuera, que no creia que mi padre tardara mucho en llegar. Entonces, me empecé asustar. Me dijo que ni de coña se iba de mi casa sin cobrarse lo que le estaba ofreciendo durante la tarde. Y yo le contesté que no había hecho ninguna oferta y que no me estaba ofreciendo. Me insultó. Me llamó de todo lo que quiso y más. Me tumbó a la fuerza en el sillón, agarrándome las manos por encima de la cabeza con una sola mano suya, la otra la tenia puesta en mi boca para que no chillara, su cuerpo me tenia prisionera y por mas que me sacudía no me lo quitaba de encima.

-¡Como no te calles, te daré de palos hasta que dejes de chillar!.-Me amenazó. Y yo no dije nada más. No volví a chillar, ni a patalear. Se me caían las lagrimas solas.- Así, mucho mejor, preciosa.- Intentó besarme, pero giré mi cara hacia el respaldo del sofá. Muerta en vida. En lo único que pensaba era en que acabará y que se fuera. Me pareció que mi pasividad le resulto mas placentera. Pues no tardó en bajarme los pantalones. De lo único que me acuerdo es del daño que me hizo. De lo mal que me sentia conmigo misma. Y de notar el espeso liquido que me corria por las piernas.
Cuando se sintió satisfecho, se levantó, se vistió y cuando se dio cuanta de la sangre se rió en mi cara. Y entonces sé fue.
Lloré y lloré acurrucada en el sofá. Me puse una manta por encima y me dormí. Oscuridad absoluta.

Noté que alguien me tocaba en el brazo, y chille como una loca que no me tocara, que me dejara en paz. No veía a quien tenia delante de mi cara, pero era mi padre. Cuando me di cuenta de ello me abalancé sobre él y lloré. Le explique que había pasado. Y aún con su uniforme puesto me llevó de urgencias. Vinieron compañeros suyos al hospital, y después de las pruebas medicas oportunas, les conté todo.

Acudí a terapia durante mucho tiempo.Los dias, meses y años después de aquel episodio fueron duros. Muy duros. Momentos terribles viví. Momentos que marcaron mi existencia. Hasta que decidí que Teo no podia ganarme. Que yo era dueña de mi vida, que iba hacer lo que quisiera con mi cuerpo, y que lo iba a disfrutar.
Aunque él cambió mi vida... Para siempre.

De ImprovistoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora