11. Vengo en plan guerrera.

14 3 0
                                    

Llego a casa y tanto Lourdes como mi padre me miran de manera extraña. Me saludan como siempre, con dos beso y un pequeño abrazo, primero mi padre y después Lourdes, pero ella me susurra en mi oreja: -Que bien hueles.- y su sonrisa picarona no deja nada por decir. Le miro con la ceja levantada, preguntándole de que habla y ella vuelve a sonreír girándose para mirar a mi padre.
Entro en mi habitación,me pongo algo cómodo y fresquito para estar por casa. Son las diez y media y decido revisar mis cuentas de facebook e Instagram, miro mi e-mail, tanto el personal como el del trabajo, se me acumula la faena, pero por una vez en la vida voy hacer la vista gorda, como si no hubiese entrado a ver que tenía pendiente. 

No ha pasado ni media hora cuándo me sobresalta el tono de llamadas entrantes y veo que en la pantalla pone JUAN.

<Será capullo.>

<Sí, es un capullo, peeeero no me vas a negar que folla de muerte.>

-Hola gatita, ¿como fue la noche de trabajo?-pregunta con algo de guasa en su voz.

-Quiero verte- no me molesto ni en contestarle. 

-Juer, ¿me tienes ganas, eh?- será...como no me he podido dar cuenta antes de lo sumamente idiota que es. 

-¿Estás en tu casa, no? Ahora nos vemos.

No me ha contestado y ya le he colgado el teléfono. Se me revuelven las tripas solo de saber lo que se. Me visto, otra vez, y voy flechada hacía su casa. 

En cuanto pico al interfono me abre sin ni siquiera preguntar quién es. Subo por las escaleras acelerada y el enfado va en aumento a casa escalón que voy subiendo. Llego a su rellano y me paro en seco. Está apoyado en el marco de la entrada de su casa, con una sonrisa picarona que me da de todo menos morbo. Avanzo a paso lento y él se hace a un lado para dejarme pasar. Va listo si se piensa que vengo en  plan guerrera. Bueno, la verdad es que vengo en plan guerrera, pero con la espada en alto y esperando que llegue la batalla. En cuanto escucho que la puerta se cierra me giro y le digo la mítica frase.

-Tenemos que hablar.

-Bueno...esta frase no me gusta. Pensé que venias a lo mismo de siempre.

-Mira que eres capullo. Mira que Diego me lo ha dicho mil veces...- no me deja acabar la frase y su semblante cambia del de decepción al de enfado en menos de un segundo.

-¡Acabaramos! Así que esto va de Diego. No lo soporto. ¿Qué coño te ha dicho ya?- su enfado va en aumento y se refleja en su cara.

-¿Diego? Él no me ha dicho nada. Pero me ha llegado a mis queridísimos oídos que estás casado. ¡CASADO! ¿Pero tu de que cojones vas? Que yo no soy la querida de nadie,¡joder!- pican al telefonillo de la calle, pero él no tiene intención de ir a contestar

-¿Y a ti que más te da lo que yo haga? - le miro incrédula total, este tío cada vez me da más asco. Vuelve a sonar el timbre de la portería y pasa de todo.

-¿Como puedes ser así de despegado? No se cuantos años llevas casado, y ni me importa, pero te aseguro que de ahora en adelante no me vuelves a tocar ni un pelo, capullo. Búscate a otra o simplemente céntrate en tu mujer.- Suena su teléfono y lo saca del bolsillo trasero de sus pantalones, su cara se descompone por momentos, mientras el tono va sonando.

-¡Joder! Lo que me faltaba...-murmura antes de mírame y decirme al mismo tiempo que un dedo de su mano se planta en su labios y me hace el simbolo universal de "callate"- estate calladita- y le da a la tecla de responder a la llamada- ¡Oli! ¿como que me llamas?¿pasa algo?- ¿en serio?¡lo que no me pase a mi no le pasa a nadie!-¿Qué? No, no,no... es que me has pillado de improvisto. Sí, sí. Ahora mismo voy. Espera.- me da que se ha olvidado de que estoy aquí, así que decido con toda la malicia que corre por mis venas, sentarme. Sí, habéis leído bien. Yo esto no me lo pierdo por nada del mundo. Me siento despacito, sin hacer mucho ruido, en el sofá, y veo como cuelga el teléfono móvil y se lo guarda en el bolsillo trasero de su pantalón. Descuelga el interfono y abre. Y...¿toma la misma pose con la que me ha recibido a mi? Pues sí. Estoy alucinada. Escucho el ascensor detenerse en la planta cuando le susurro desde el salón:

De ImprovistoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora