Capítulo Seis

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Tocaron el timbre. Deje las fotografías en donde estaban.

Baje las escaleras tan rápido que casi caigo por ellas. Llegué a la puerta de entrada y abrí. Era Jason.

"Hola" - Dice con una sonrisa en la cara.

"Qué, no tienes llaves?"- pregunto abriendo más la puerta para que pueda entrar.

"Se me olvidaron en la mesa de la cocina" - Dice mientras se dirige a buscarlas - "Te quiero lista para la cena, no comeremos en casa hoy" - No me dio tiempo de decir ni una palabra, ya se había ido.

"Perfecto"- gruñi - "Y yo que ya tenía en mente que preparar para la cena"

Continúe con la ropa de Jason y luego me dediqué a leer una revista por Internet. La casa era tan grande que estar aquí me hacía sentir la cosa más pequeña de todo el mundo. Mucho silencio, creo que necesito una mascota.

Ya eran las seis y debía arreglarme para la cena. Espero que vayamos a un McDonald's o algo por el estilo.

Me puse una franela blanca con rallas horizontales negras. Un Jean azul y zapatos deportivos blancos. Acompañados de mi conjunto para el frío que compre en Mérida hace dos años y una chaqueta negra.

Esperé a Jason durante una hora y medía y justo cuando ya iba a subir a acostarme sonó la puerta de entrada.

"Disculpa, hay mucho tráfico y una gran tormenta cerca de la oficina" - Dice dejando su gorro en el perchero.

"Entonces me toca hacer la cena hoy?"

"No lo creo. Compre una pizza y chocolate para preparar. Hará mucho frío esta noche"

"Bien"- digo contenta - "Amo la pizza"

"Lo sé" Sonríe.

Cenamos en el sofá viendo algunas películas que estaban en la programación. Preparé el chocolate caliente y pasamos un rato agradable en casa.
Amaba estar con este chico, ya no me sentía sola, pero estar con el provocaba que mi corazón saliera de su lugar. Pensaba dos veces las cosas antes de hablar, temía quedar como una idiota delante de él, y cada vez que decía mi nombre, mi corazón palpitaba super rápido.

Como Jason había dicho la noche fue muy helada. Dormí con tres cobijas y mucha ropa puesta, y aún así temblaba, la calefacción estaba fallando desde hace dos días.

No pude dormir muy bien. Llegó el día y pude recibir el sol con los ojos abiertos. Aquí tardaba mucho en amanecer, y siempre es oscuro, como si de un día lluvioso se tratase.

Mi estómago gruñe y un ligero aroma Venezolano se apoderó de mi sentido del olfato.

Baje a la cocina a ver de donde provenía aquel exquisito aroma.
Jason se encontraba en la cocina preparando arepas para el desayuno"

"Así que aquí también haces arepas, no te cansas?" - pregunto tomando el queso de la nevera.

"Las arepas no me cansan, me cansa tener que hacerlas, y como tengo tiempo sin cocinar, me arriesgue a ver si aún tenía la escencia venezolana a mi poder"

"Se nota que tienes tiempo sin cocinar" - Volteo las arepas ya casi calcinadas - "Provocaras un incendio"

"Rayos, ¡Esta cocina está dañada, juro que lo coloqué a fuego lento!

"Sí claro"

Terminé ayudándolo a rellenarlas y aunque estaban algo muy doradas, malas no estaban.

Luego de comer fuimos a su habitación a ver una película que había comprado hace un tempo. Según el ya la había visto seis veces pero no apareciera. Apenas abro la boca para decir algo y se queja.

No iba ni por la mitad de la película cuando ya los párpados me pesaban. Unos minutos más y sólo escuchaba el bajo sonido del televisor y veía sólo lo que mis ojos me permitían. Nada.

* * *

"Hey, Chris despierta"- sentí una mano que me agitaba.

"Tengo sueño" - le lancé una almohada y escuche como se quejaba por el golpe.

"Chris mi padre ha venido con Verónica"

"Pues que espere un rato, no tengo ni una gota de energía"

"¿Y donde está Christianita?" Escuché un grito que provenía desde la sala.

"Bien" - me levanto aún con los ojos cerrados - "Aquí estoy, ya voy deme unos minutos" Digo desde la habitación.

Jason me levanta de su cama y me deja en mi habitación. Al soltarme en mi cama lo abrazo como si fuera un monito bebé al rededor de él.

"Vamos Chris, debes cambiarte"

"No, eres cómodo"- Lo abrazo fuerte.

"Christiana"- dice intentado alejarme de él.

"Te quiero"- Le digo y él sonríe.

Siento cómo comienza a atacarle con cosquillas, mi mayor debilidad. Las odio.

"¡Para! - Digo riendo.

Ya me empieza a faltar el aire él sólo profundiza más las cosquillas. Por más que lo parece no me deja. Me duele la panza y el aún sigue y sigue.

Ahora el estaba sobre mi, logre hacer que parará de torturarme.

Me miraba a los ojos y lo mismo hacía yo. Mi respiración estaba agitada, intentaba calmarla pero con él sobre mí no lo lograba. Y fue justo en ese instante en el que me di cuenta que este chico me traía loca, justo cuando sentí sus labios y los mios unirse en un calido beso.

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⏰ Última actualización: Jul 10, 2016 ⏰

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