Cuarenta

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Subí lentamente dentro del automóvil  mientras rezaba tres Padre Nuestro para no hacer ninguna estupidez en presencia de cierta persona.

—Buenas noches, caballeros —dijo Lena con voz de taxista— ¿A dónde los puedo llevar?

—Espero que seas igual al noventa y nueve por ciento de los taxistas, me lleves a un callejón oscuro y luego me violes —respondió Chris.

—¡Christian, no seas grosero! —lo empujó.

Reí levemente y negué con la cabeza mientras miraba por la ventana.

La invitada de Lena, que al parecer también era su amiga, estaba en la otra esquina del auto y también soltó una pequeña risita.

—Oh, lo había olvidado. Ella es Jade. Creo que ya la habían visto en la escuela antes. Di hola, J.

Ja, que paradoja ¿no?

Verde JadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora