Noventa y nueve

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Decidí ir a su casa y hablar con ella. Y cuando llegué ella estaba fuera. Cruzaba la calle con lágrimas en sus mejillas.

Estaba como en un trance y un auto fue tras ella, sin importarle si la mataba o no lo hacía.

Corrí como nunca antes. Ella no se percataba de nada y yo solo pedía que Dios me ayudara.

Sentí el empujón que le di en la espalda, sacándola de la carretera y salvando su vida. Luego un impacto en mi cadera, justo la que estaba rota. Y después de eso ya no recuerdo nada más.

Verde JadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora