Cincuenta y ocho

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—No me hables —había dicho Jade al bajar de la bicicleta.

—Fue hermoso, reconócelo, J.

—Casi me da un ataque y tú crees que fue hermoso, gran idiota —dijo indignada.

—Tenía que hacerlo —respondí.

Rodó los ojos y me empujó para luego dirigirse a su aula, no sin antes dedicarme una sonrisa de «todo está bien».

Verde JadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora