Sesenta y cuatro

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Arrasé con todo: cuadros, platos, muebles... Nunca me había sucedido algo igual.

Clara logró detenerme. Intentamos esconder la evidencia y le hice prometer que no le contaría a nadie.

Ahora me siento tan mal. Nadie tiene la culpa de mis acciones, solo yo. Siempre es mi culpa.

Ahora con las manos ensangrentadas y heridas, y con los ojos rojos de lágrimas, decido abandonar todo lo que me hace mal.

Verde JadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora