¿Y AHORA?

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Confiezo que aunque me dolió, y mucho cuando no llegó, ahora que lo tenía de frente y después de ese beso, las cosas cambiaron. Ese beso fué como la llave para volver a abrir la puerta que nos llevaría a hacer un camino juntos. No podía creer que sólo teníamos esa noche para estar juntos, aunque me resistía a aceptarlo decidí que tendríamos que aprovecharla al máximo.

- ¿De verdad tienes que irte mañana? - le pregunté mientras buscaba las llaves de mi auto en la inmensidad de mi bolso. 

- Pues técnicamente tenía que haberme ido ayer, pero moví todo para quedarme un día más. no podía irme sin hablar contigo, necesitaba explicarte todo y aunque me arriesgaba a que me rechazaras, sabía que tenía que intentarlo - lo dijo mientras me abrazaba por la cintura acercándome a él para volver a besarme, beso que correspondí abrazandome a su cuello.

Nos quedamos abrazados en silencio por unos momentos, disfrutando la fresquedad de la noche,  de la quietud del viento; podía perfectamente escuchar su respiración, sentir como el palpitar de su corazón y el mío comenzaban a unirse en una misma melodía. 

-No te vayas, por favor - le pedí en voz baja.

-No iré a ningún lado, aquí me quedaré Sarah- respondio en el mismo tono de voz.

Me aleje un poco de él, lo miré fijamente a los ojos, esa mirada tenía el poder de ponerme nerviosa fácilmente, de hacerme viajar de la tierra al infinito, me fascinanban sus ojos café acompañados de unas abundantes pestañas, que en conjunto hacían que experimentara fuegos artificiales al toparse con mi mirada.

-Me refiero a que no te regreses, que te quedes aquí conmigo, siento que si te vas tendré que despertar nuevamente a la realidad de que no estamos juntos y no quiero- mire al suelo prediciendo su respuesta.

-Pero hermosa, la realidad es que yo estoy allá y tu aquí pero también la realidad es que buscaremos la forma de hacer que lo nuestro funcione a pesar de no estar en el mismo lugar. Otra cosa que es una realidad es que me quedaré hasta el domingo en la noche, quiero disfrutar al máximo mi estancia a tu lado, descubrir lo que es estar a tu lado sin tener un teléfono de por medio, me darías esa oportunidad aun sabiendo cuál es nuestra situación?- Tomó mi barbilla para levantar mi rostro cabizbajo, me miró a los ojos directamente y sonrió mientras esperaba mi respuesta. 

-¿Enserio te quedarás hasta el Domingo?, pero después ¿qué vamos a hacer? -

- Quieres ya dejarte de preocupar por que va a pasar después del Domingo?, estoy seguro de que encontraremos una solución que nos haga sentir que estamos cerca, prometo que encontraremos una solución, por ahora sólo te pido que disfrutemos de estos días que me quedan aqui ¿si?- 

-Está bien, no me preocuparé por el futuro hasta el Domingo, ojalá encontramos una solución Axel- 

Nos subimos al auto, manejé hasta su hotel mientras platicábamos de que haríamos los proximos días, me pidió que le mostrara la ciudad, solicitó que lo llevara a los lugares que frecuento. Cuando llegamos al hotel, me estacioné frente a la recepción como cualquier persona que va a dejar a un visitante lo haría.

-Sarah, quiero preguntarte algo, espero no me lo tomes a mal-

-Cuanta seriedad, a ver dime- 

-¿Quisieras quedarte aquí hasta que me vaya?, entiendo si no aceptas, no cambiará nada - 

Tomé su mano, lo mire fijamente a los ojos - me encantaría pero sigo con la ropa de la oficina, necesitariamos ir a mi casa por mis cosas, si es que no estás muy cansado- lo besé tiernamente. 

-Vámos a tu casa entonces, mi cansancio es lo de menos, además es temprano y no quiero estar ni un instante lejos de ti estando tan cerca- besó mi mano como solamente un caballero lo haría y con la misma ternura con la que alguien tocaría una bella flor. 

Arranqué el auto camino a mi casa, supuse que mi compañera de casa estaría como es costumbre encerrada en su habitación con su novio en turno, por lo que no notaría si quiera que abrí la puerta, ella es de las que suele exhiliarse del mundo cuando tiene una nueva conquista en su habitación. 

Llegamos a mi casa, estacioné el auto, al vigilante le extraño verme llegar acompañada, lo noté porque hizo un gesto de sorpresa al decirnos buenas noches a Axel y a mí mientras cruzábamos la puerta de entrada al edificio y subimos al segundo piso del edificio por las escaleras mientras platicabamos como si nos conocieramos desde siempre.

-Se supone que la señora que limpia vino hoy, pero por si acaso me disculpo por adelantado por cualquier tipo de desorden que pudieramos encontrar al entrar, más si mi roomie tiene visitas como cada semana - 

-No te preocupes si veo o escucho cualquier cosa extraña finjiré demensia -

Entramos al departamento, mi compañera de casa y yo teníamos las paredes llenas de fotografías antiguas enmarcadas con un toque de modernidad, los muebles tenían ese mismo estilo, las paredes todas pintadas de blanco, series de luces por todo el lugar. Al pasar vimos la puerta cerrada Ana, mi roomie y amiga desde los 5 años, ella sabía todo sobre Axel, dándole al pobre una desventaja con ella, pues ella fué quien soportó mis días de tristeza cuando él desapareció, por lo mismo Ana sabía que habia llegado, y el calvario que fue trabajar a lado de Axel toda la semana; pero ella desconocia nuestra cena y nuestra reconciliación, era una historia que planeaba contarle después. 

-Pasa ponte cómodo o vienes conmigo?- le dije mientras entraba a mi habitación decorada casi de igual modo que el resto de la casa.

Axel se levantó del sillón y me siguió hasta la recámara, se sento en la silla de mi tocador, observando la serie de fotografías que estaban en la pared, algunas de la infancia otras actuales, sonriendo vio detalladamente cada imagen mientras yo hacia la maleta. Terminé de empacar y le escribi una nota a Ana, porque no quería que enloqueciera al ver que no habia llegado, bueno que llegué y me fui de la casa. 

"An, estaré fuera hasta el domingo. Las cosas han cambiado y él sigue aquí, escaparemos el fin de semana para arreglar las cosas, no me odies. Cuando regrese prometo te contaré todo. Diviertete y cuídate, Sarah"

Dejé la nota pegada a la puerta del refrigerador como solemos hacerlo cuando no queremos molestarnos, sabía que iba a enloquecer cuando leyera lo que estoy a punto de hacer.  Regresé a mi cuarto, en donde Diego aun seguí observando cada detalle del mismo, sonriendo viendo cómo todo era como se lo describi el día que me mudé con Ana. 

-Axel, estoy lista-

-Perfecto hermosa, vámonos entonces -tomó de la cama mi pequeña maleta y salimos del cuarto. 


Aún todo puede pasarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora