Cap. 3 Ángel

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    —Bien, dejen que pregunte: ¿¡Qué que!? —Preguntó Valery.

    —Si, loco, pero es cierto —dijo Nelly—. Mi mère es Afrodita.

    Lo que nos acaban de decir simplemente carecía de sentido común. Parecía que ellos hubieran visto mi sueño, y rebuscado algo para aportar evidencia y componer este torcido significado.

    —Como ya saben ninguno de nosotros conoció a su respectivo padre... —empezó Thomas.

    —Como si no lo supiéramos —me susurró Valery al oído.

    — ¿Me están escuchando? —Preguntó Thomas, con cierto toque de enfado, Valery y yo asentimos rápidamente, no querían ver a Thomas enojado, se los aseguro—. Bien, como iba diciendo, la razón por la que no los conocemos es por que ellos en realidad son dioses... dioses griegos.

    —Ya sabemos —interrumpió Nelly—, que suena loco, retorcido si quieren, lo sabemos.

    —Pero es la verdad.

    —Gracias, Maite, Nelly ¿Puedo seguir? —Preguntó Thomas con calma, a lo que ambas asintieron algo avergonzadas—. En teoría los dioses pueden... ¿Cómo lo digo? Algo parecido a encogerse y parecer un humano, se pueden enamorar, o lo que sea en lo que un dios pasa por la cabeza en ese momento, y pueden concebir un niño o niña, quien será llamado semidiós, o semidiosa.

    — ¿Y por qué nunca velaron por nosotros? Digo son dioses, deberían preocuparse por sus hijos, como cualquier padre, ¿No?

    —Esa es una buena pregunta Vale, los dioses han de tener sus razones. Sabemos que nuestro parentesco divino seria un hombre, ya que todos conocemos a nuestras respectivas madres...

    — ¡Maite! —Reprendieron Thomas y Nelly al mismo tiempo.

    Valery me abrazó, tratando de tapar mis oídos, mientras la cara de Maite se ponía roja al escuchar también lo que salió de su propia boca.

    —Lo siento, Ángel...

    —No importa, ni siquiera la recuerdo.

    "Solo que ella había decidido suicidarse antes de querer llegar siquiera a cuidarme," pensé.

    La idea de tener un padre parececia haber impactado en Valery, después de soltarme del abrazo, ella había dejado que su cuerpo se deslizará por la pared todo el camino abajo, hasta en suelo, donde quedó sentada con la espalda pegada la pared, tal vez ella no había podido soportarlo, podía ver que sus piernas temblaban levemente.

    —Mamá y la tía Jean lo sabían —siguió Maite—. Nos lo contaron a nosotros porque creyeron que ustedes no lo hubieran podido soportar.

    — ¿Y como es que Nelly lo sabe? —Sentía mis rodillas temblar, por lo que me deslice hasta suelo junto a Valery. Dios, tenía un padre, vivo porque había entendido—. Dioses griegos.

    —Ya te dije, mi mère también es una diosa griega —repitió Nelly—. Afrodita, repito. ¿La diosa del la belleza y del amor? ¿No recuerdan la clase de historia?

    —Entonces, si tengo padre —la voz de Valery se escuchaba distante y con cierto toque de

    «Eso no es todo» «Queda mucho más» «Esto es solo la punta del iceberg» ¡Claro! Las voces. Con la conmoción me había olvidado que no podía estar más de dos horas sin que ellas intervinieran en cualquier cosa que yo hacia.

La Hermana de Nico Di AngeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora