Alastor se sentó en el sofá, se le veía furioso, pero Andrew no entendía porque. De pronto recordó algo, con la presión del momento no lo habia notado. Krood lo había reconocido. Andrew decidió preguntarle a Alastor acerca de eso. El anciano lo miró nervioso, pero no dijo nada.
-Digáme la verdad -pidió Andrew.
-Sí, conozco a Krood. Me topé con él alguna vez y surgió una riña. Eso es todo.
Andrew sabía que mentía. Algo le ocultaba. Alastor se levantó del sofá y caminó hasta una puerta en el pasillo que reocorría Andrew para ir a su dormitorio. Estaba a punto de entrar cuando decidió hacerle una pregunta al mago de barba blanca.
-¿Encontró lo que buscaba?.
La expresión de Alastor cambió completamente. Se le veía más relajado. En su rostro se formó un gesto extraño; como el de alguien que acaba de recordar algo.
-¡Sí!. ¡Casi lo olvido! -Contestó el mago. De su túnica extrajó una cadena con una especie de piedra brillante colgando de ella. Se acercó a Andrew y se la dió.
-¿Qué es esto?
-Es para ti. Es el único que existe. Es por eso que tardamos tanto en encontrarla. Es un detector. Detecta magia oscura y peligros.
-¿Cómo lo hace?
-Cuándo estes cerca de algun mago tenebroso o de su magia la piedra brillará. No te confíes demasiado, a veces los magos lográn engañarlo, pero su magia no.
Andrew observó la piedra y se la colgó del cuello. La piedra brilló un instante y luego volvió a su estado anterior.
-Muchas gracias.
-No hay de que Andrew, confío en que te será de gran utilidad -dicho esto Alastor entró en su habitación.
Andrew se dirigió a su cuarto, alguien habia hecho la cama y también habían abierto la ventana. Miró por ella y vió un hermoso jardín. Árboles gigantescos se alzaban entre la hierba. Una fuente lanzaba chorros de agua y unas cuantas aves se acercaban a beberla.
Andrew relexionó un poco. Aún no entendía muchas cosas. Quería saber en donde estaban sus padres. Quería volver a tener su vida. Y también quería saber por qué el Thera conocía a su madre.
