"Si no puedes con tu enemigo únete a él"

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La noche había sido eterna, probablemente solo había dormido un par de horas. Ya casi se había hecho a la idea de aquel lugar.
Intentaba recordar todos los buenos momentos que había vivido a lo largo de su vida. Lo que daría por pasar al menos cinco minutos con alguna de sus amigas, incluso con Spencer.
Spencer, ella era única ¿Qué habría hecho sin ella?Probablemente seguiría siendo una de esas abejas reinas de su ciudad. Tan odiada por el mundo y solo preocupada por si misma.
Había sido una zorra celosa con ella, Caleb era un amor de su pasado. Tenía que pasar página, no podía embarcarse siempre en el pasado. Si algún día lograse salir de ese espeluznante habitáculo confesaría su "reconciliación" con Caleb.
-Hola, putita- Dijo Jordan a la vez que abría la puerta.
-Hola
Se acercó al asqueroso colchón y le dio un suave y apasionado beso en sus labios. Hanna no lo rechazaba, sino que lo invitaba a seguir con lo que se proponía.
Jordan hizo un hábil movimiento colocándose encima del huesudo cuerpo de la rubia.
Comenzó a besarla y acariciarla hasta llegar a su tripa .
-Quítame las esposas- Le ordenó, entre susurros.
Jordan obedeció de inmediato y sacó una pequeña llave de uno de los bolsillos de sus jeans.
El plan de Hanna estaba saliendo de maravilla, un chico cachondo haría lo que le ordenase en aquellos instantes.
Introdujo la llave en una de las esposas y se las quitó con rapidez.
-Así mejor- Sonrió victorioso.
Le quitó toda la ropa que llevaba desde hace unas semanas, deseoso de ver de nuevo la perfecta figura de su
ex-prometida.
Hanna intentaba no vomitar del asco por los obscenos comentarios. Era la única oportunidad que tenía de salir de allí.
Le rompió su camisa azul de un tirón y le lamió poco a poco su peludo y asqueroso abdomen.
-¡Sigue!- Le ordenó Jordan entre gemidos.
La rubia estaba dispuesta a obedecer y le desabrochó sus jeans. A continuación Jordan le mordió con agresividad el cuello sin importarle el dolor que le estaría causando.
Sus cuerpos se entrelazaron, haciendo que la pasión inundara completamente el cuarto.
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Habrían pasado unas tres horas desde su encuentro con Jordan.
Con cuidado giró la cabeza comprobando que siguiese dormido.
Consiguió liberarse de él y se tiró con desesperación al suelo en busca de los jeans.
Los encontró con mucha facilidad, era la primera vez que tenía algo bueno el minúsculo tamaño de la habitación.
Rebuscó en todos los bolsillos, consiguiendo un móvil y las llaves del cuarto.
Se vistió lo más rápido posible y abrió la puerta con mucho cuidado.
Ahora estaba en una sala de lujo, con un televisor de pantalla plana, dos sillones de piel de visón y un mini bar. Tenía por echo que no se quedaría ni un segundo más en averiguar lo que contenía la sala.
Corrió hasta la puerta negra que había junto al televisor, y la abrió con ansia.
Al abrirla se topó con el bosque de Rosewood, al que le traían muy malos recuerdos de su anterior secuestro.
Sacó el teléfono que le había robado a Jordan y marcó el número de la policía.
-Policía de Rosewood ¿Cuál es su urgencia?
-Soy Hanna Marin, mi ex-prometido me ha secuestrado
-¿Nos puede decir donde se encuentra?
-Creo que estoy en el bosque de Rosewood, por favor vengan rápido creo que me está siguiendo- Sollozó la rubia.
No diría exactamente que la estuvieran persiguiendo, pero hablando de Jordan, todo estaba siendo muy fácil.
-Este tranquila le mandaremos en seguida una patrulla. Manténgase en un lugar seguro. Vendrán en menos de diez minutos.
Colgó el teléfono y se aproximó a una de las carreteras que había a veinte metros del bosque.
Sin fuerzas, se desplomó en una esquina de la carretera, intentando mantener la calma.
Al cavo de unos minutos una patrulla de policía y una ambulancia aparecieron en frente de ella.
-¡Aquí! ¡Estoy aquí! Por favor no me dejéis - Dijo Hanna haciendo señales de socorro al mismo tiempo que gritaba con una voz lloroso y angustiada.
Era la primera vez que se veía así de desesperada y batida al mismo tiempo.
Tras los gritos uno de los policías se percató de la existencia de la rubia e hizo una señal a los demás coches.
Tres médicos salieron de la ambulancia con una camilla en dirección a Hanna.
La tumbaron en ella y le apuntaron a los ojos con una linterna.
Los médicos no pararon de hacerla preguntas y ella respondió con plena sinceridad.
De repente, pudo notar que una mano tocaba su muñeca, era Spencer.
-Hola, Han- Le dijo la morena con suavidad-No te puedes imaginar lo mucho que te hemos echado de menos.
Al escuchar sus palabras a Hanna no se le pudo evitar que se le calleran unas lágrimas de sus ojos.
Detrás de ella estaban Aria, Emily y Ali. Parecían aliviadas y preocupadas al mismo tiempo.
Las tres amigas se aproximaron a la camilla y le dieron un cálido abrazo.
-Hanna hemos estado buscándote día tras día, desde que desapareciste- Decía Aria llorosa.
-Creíamos que te habíamos perdido-Añadió Ali acariciando la magullada cara de su amiga.
-Hanna ¿Quién te ha hecho esto?- Preguntó Emily con seriedad.
-Jordan- Se limitó a decir, no quería recordar lo que le había hecho aquel cabrón.
Todas asintieron a la vez cabizbajas, no parecían sorprendidas. ¿Qué estaba pasando?
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Siento no haber podido actualizar antes, intentaré hacerlo más a menudo.
Gracias por leer y votar mi historia y espero que os guste este nuevo capítulo.
Besos:)

~True love isn't easy~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora