Dejándonos caer

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— Y-Yo so-solo que-quería... — su novio le sobaba la espalda, se encontraba llorando enfrente de la habitación de Makoto, ahora abandonada, no había sabanas ni siquiera la almohada, saqueo todo y su corazón se rompió un poco más. Ella simplemente quería que Teppei fuese feliz por una vez en su vida, porque sabía que esa felicidad no la encontraría al lado de su medio hermano. 

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Por otro lado, Makoto se encontraba de nuevo en su hogar, SU verdadero hogar, había abierto las ventanas dejando que la luz del sol entre por cada rincón y comenzó a limpiar el polvo de aquel lugar, acomodarlo, comprar nuevos víveres y tirar los viejos. Era momento de empezar todo de nuevo después de aquel calvario donde estuvo sometido a su estúpida media hermana, ¿que más le importaba? Ahora era libre de nuevo y podría hacer lo que siempre quiso, pedirle matrimonio a Kiyoshi.

Claro que no era nada fácil con Riko y Hyuuga en el medio, primero tendría que disculparse con ellos, por qué ellos habían aguantado al amor de su vida llorar por su culpa, lo que merecían era una disculpa y su versión de los hechos.

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  — ¿Que fue lo que hice mal? — la pelirosa se miraba en el espejo de cuerpo entero mientras se preguntaba por décima vez aquella noche que era lo que había hecho mal con su medio hermano. Obviamente que muchas cosas, mentir con su nombre, separarlo de la persona que amaba, hacerlo trabajar para ella y llevarlo a la fuerza a lugares que a él no le agradaban. Se sentía un monstruo, de esos a los que ella de pequeña le había tenido miedo. Aun que ahora, se tenía miedo así misma.

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Habían pasado dos años, en los que Hanamiya se propuso a ser feliz cada día a su amado, dos años en los que todos los amigos de Teppei tardaron en perdonarlo, 24 meses de largo trabajo estudiantil como amoroso, que valían la pena. 

Y ahora, era el momento de hacer realidad uno de sus sueños.

  — ¿Quisieras casarte conmigo? — El ex jugador de Seirin casi se larga a llorar al verlo a su novio tan serio y con el anillo de compromiso entre sus manos, sin más, se lanzó sobre él a besarlo, mientras todo el campus los aplaudía.

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— No puedo creer que vayan a casarse...

— Yo tampoco, se paso volando el tiempo

Riko y Kotaro se encontraban tomando un café cerca de la universidad, la graduación estaba cerca y querían pasar los últimos días lo mejor que pudiesen

— Nunca imagine que Momoi fuese tan retorcida, hacerle eso a los chicos... ¿no tendrá corazón?

— Seguro que lo tiene, Kotaro, pero quizás para ella, fue como ver reflejado a sus padres

— ¿Que quieres decir?

— Los padres de Momoi, eran como ellos, como Hanamiya y Teppei, por más que el padre de ella fuese el de Makoto, parecían ser la viva imagen de nuestros amigos. Quizás ella intenta separarlos, ya que al tener una relación parecida a sus padres, le causa dolor.

— Igualmente no creo que sea motivo suficiente—Ambos voltearon a ver al ex jugar de la Kirisaki Daiichi, el cual se sentó con ellos a tomar un café. Se encontraba cansado, justamente había ido a la casa de Satsuki por llamado de su bastardo padre, el cual quería hablarle a sus dos hijos por igual, había dicho babosadas de su futuro esposo y halagando a su estúpida hija, claro que Momoi no había dicho ni una sola palabra en todo el discurso de su padre, hasta que se fue diciendo que la herencia sería dada a ella. Con eso, vio como su medio hermano se iba ahora realmente de su vida.

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Los meses fueron pasando y el gran día llego, después de tanto sufrimiento, al fin podían ser felices. Compraron una casa juntos, lo decoraron a gusto propio y esta quedo hermosa, dándole un toque hogareño.

La boda se presenciaba en una playa, con pocas personas, entre ellas los abuelos de Teppei, y amigos de ellos dos. 

Todo fue hermoso, todo por fin estuvo en su lugar.

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— Valió la pena esperarte...

Teppei sonreía mientras veía, ahora ya después de cinco años de casados, a su esposo jugando con su hija.

Valió la pena esperar por esa hermosa familia.

F I N. 

 

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