El viejo había muerto, aquél viejo que alguna vez la encontró, matando a un árbol, desamparada, sin madre y aparentemente sin padre, y eso para Airel, era una daga en el corazón. Gracias a ese viejo centauro, ella pudo controlar sus poderes y controlarse a si misma, pero no podía echarse la culpa a si misma, pues aquel centauro además de morir por vejes, murió puro y feliz, al lado de su pequeña de la cual, sin darse cuenta se había encariñado al igual que todos en la manada. Así que Airel seguía feliz y aunque tenia presente de que el viejo murió, también tenía presente esa platica que tubo con el, antes de que falleciera.
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-¿Porque lloras mi niña?- pregunto el centauro con serenidad, pues sabía que si reaccionaba de una manera equivocada podía costarle la vida del bosque entero, porque por más que supiera controlarse esto iba a ser quiera o no un golpe duro para ella.
-¿Acaso no lo vez?- pregunto algo exaltada -Te voy a perder, voy a perder a mi padre.- afirmó llorando pues para ella el viejo se iba a ir y no iba a regresar nunca.
-¿Pero de que estas hablando?- dijo el ya enojado, el era así de poca paciencia, pero como quería a ese viejo malhumorado -Tu sabes más que nadie que dependemos de tus emociones, porque si te llegases a descontrolar el bosque moriría, incluyendo a nosotros.- dijo ya un poco mas calmado y aún tratando de hacerlo. -Además no me voy a ir si me sigues recordando, después de todo de eso dependemos- dijo un poco sonrosado ya que el no acostumbra a ser así.
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Ella se encontraba meditando el la rama de un árbol, era de noche, lo que ella intentaba era hallar al que mataba a los unicornios entonces sintió un lazo romperse, para ser más específicos el de un unicornio, abrió los ojos con una mirada de serenidad se levantó y salto de una rama a otra, dirigiéndose al lugar donde se hallaba el cuerpo.
Le faltaban un par de árboles por saltar cuando escucho pisadas venir de la dirección de la cual ella venia, luego escucho un par de voces y entonces vio a dos niños de su edad y a un perro, los dos niños se mataban con la mirada, la niña no entendía como podían tener tiempo para darse miradotas, están en el bosque PROHIBIDO por si no se han dado cuenta, lo cual motivó a la niña de seguirlos después de unos árboles se dio cuenta de que van por la misma dirección de donde está el cuerpo del unicornio.Entonces se dio cuenta de otra parecencia, muy maligna para ser exactos, voltio a ver a los niños y decidió ir a buscar ayuda, debió saber que algo pasaría, Marte estaba extremadamente brillante ese día, y eso no era bueno, los centauros son criaturas muy astrales y Airel al crecer con ellos también, decidió llamar a Firenze, era uno de los mejores en cuanto a fuerza tanto espiritual como física.
Firenze llegó y aullento a aquella criatura tan malvada pero débil al mismo tiempo, Airel al ver que se fueron se hacerlo al unicornio muerto y tocó su parte herida, el lazo estaba roto, pero Airel podía repararlo sólo le costaría tiempo y cansancio.
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Hidden (HP)
Fantasy- Te advierto grandote, si no me bajas sufrirás las consecuencias!- gritaba la niña de 12 años en el hombro de aquel guarda bosques. - No sé que hacías en el bosque prohibido ni quién eres pero fue peligroso internarse ahí por algo tiene ese nombre...