Airel la cual estaba más que furiosa se encontraba en la oficina de Dumbledore, ¿La causa? HAGRID, el cual decía haberla "encontrado", entre comillas porque Dumbledore ya sabía de ella, lo que hacía que su furia creciera era lo siguiente, ¿Como se atrevía a llevarla a rastras? ¡ELLA TENIA DERECHOS! (LOL), además no quería encontrarse con miles de miradas en los pasillos, Dumbledore ya le había ofrecido un lugar en hogwarts pero ella siempre lo rechazaba, diciendo que no tenía el porque ir, mintiendo, claro está.
-¿Ya me dirás qué si quieres entrar?, siempre habrá lugar para ti- dijo el barbudo, el cual se sentía orgulloso de ella, era fuerte, pero no siempre diría que no.
-No lo se- dijo Airel indecisa, pues no se quería separar del bosque en el que se crío, y el barbudo sabia eso.
-Si entras, te daré permiso de ir cuando quieras, mientras no sea en hora de clase, al bosque me refiero- dijo el señor de edad avanzada.
-¿Y que hago con... el dinero?- pregunto incómoda al tocar un tema así.
-Eso dejame lo a mi- dijo , con una brillante sonrisa, pues al fin había dicho que sí quería entrar, se acordó cuando la conoció, ¿Como una niña podía tener tal poder en sus manos? Si ella quería, podía destruir el mundo y ella lo sabía, pero había aprendido muchas cosas con los centauros, y la destrucción no es una de ellas.
Dumbledore le dijo a Hagrid que la llevara al callejón Diagón, para comprar las cosas que necesitaba, entre ellas una varita, que no tenía a pesar de tener 12 años (la varita se recibe a los 11).
Airel estaba preocupada, pues en esas noches Marte brillaba mucho y eso no era bueno, así que tomó la decisión, le iría a decir a Dumbledore.
Dumbledore estaba comiendo uno de sus tantos dulces (ojalá no muera de diabetes), cuando apareció Airel en su oficina, con cara de preocupación, lo que asustó al barbón.
-¿Que pasa pequeña?- pregunto Albus intentando no sonar inquieto, lo que funcionó.
-Vienen tiempos obscuros Albus y siento que no podremos pasarlos tan fácilmente- dijo un poco alterada -Marte ha brillado mucho estas noches, me cuesta meditar, hay muchos lazos que se rompen y lo peor es que siento su dolor.- término de hablar la niña con lágrimas y al borde de la desesperación, se sintió retumbar le suelo, Albus miro con preocupación a la niña enfrente suyo que se intentaba tranquilizar, para una niña guardar todos esos sentimientos era peligroso, pero ella no se lo podía tomar a juego, porque si hacía eso, se tomaba a juego vidas, y se negaba hacer eso.
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Airel estaba enfrente de la cabaña de Hagrid, para que la llevara al callejón Diagon en Londres.
Por quinta vez, vuelve a tocar la puerta, ya iba para la sexta, cuando "El Señor Dormilón" osea, Hagrid abre la puerta, con cara de dormido, tarda en reaccionar, y cuando por fin parece reconocer a Airel, en su cara se forma un gran signo de interrogación.
-¿Quien eres?- pregunto modorro, lo cual casi exaspera a la chica de en frente, pero afortunadamente logro controlarse.
-Airel, Hagrid, Airel- y entonces Hagrid comprendió de quién se trataba, fue por su capa y tomaron rumbo al famoso CALLEJÓN DIAGÓN.
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Hidden (HP)
Fantasy- Te advierto grandote, si no me bajas sufrirás las consecuencias!- gritaba la niña de 12 años en el hombro de aquel guarda bosques. - No sé que hacías en el bosque prohibido ni quién eres pero fue peligroso internarse ahí por algo tiene ese nombre...