Parte 1; Capitulo 3

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~Callejón Diagón~

Mientras Hagrid resplandecía a la gente con su sonrisa y no necesariamente de una buena manera, Airel más bien parecía la niña más irritada de todo el mundo mágico y eso se mostraba en su cara, la razón... Todos, absolutamente todos tenían los ojos encima de ellos y ella estaba acostumbrada a lo contrario por lo que la ponía de mal humor.

- ¿De donde vamos a sacar dinero?- pregunto Airel con una mueca que indicaba que no estaba a gusto ahí.

- De gringotts obviamente- dijo mirándola como si estuviera enterrada en la edad de piedra, lo cual podía considerarse si tomaba en cuenta que ella no había salido del bosque más que para hablar con Dumbledore.

Ella solo volteó los ojos fastidiada ante la actitud del gigante. Y se puso a mirar los duendes trabajar, ella conocía esas criaturas, no eran muy amigables pero ella hacía el intento de contrarrestar lo, bueno, más bien competía con su actitud, alguna vez lo intento, no sirvió de mucho.

Llegaron al escritorio al fondo de la sala y Hagrid nada más entrego una llave con una D en medio.

-La cámara de Dumbledore- dijo Hagrid y el duende solo lo miro tras sus gafas dudando si lo que decía Hagrid era verdad o no.

- ¿Y el señor Dumbledore ha mandado alguna prueba que confirme el permiso de usar esta llave?- con la mirada fija en Hagrid, burlón, sin esperar una respuesta.

- Ah sí déjeme lo buscó, está por aquí.- dijo Hagrid borrándole la sonrisa al duende tras el escritorio y sacándole una a Airel que disfrutaba de ver al pequeño duende fastidiado. Al final, Hagrid saca una pequeña carta en comparación con su mano, cuando el duende la toma la carta parece quedarle un poco grande, lo que hace sacarle una mini risa a Airel a quien los dos voltean a ver Hagrid confundido y el duende, que ya sabía de qué se reía, ofendido.

Con una mala mirada del duende Airel saca una sonrisa burlona mirándolo directamente a los ojos centelleantes de enojo. Hagrid solo los miraba inclinando la cabeza cada vez más, tal como un perro, sin entender el porqué de la pelea de miradas de las dos pequeñas personitas.

- Bueno...- dice rendido el duende dándole la victoria a Airel quien sonríe triunfadora mientras el duende observaba la gran carta en sus manos. - Sigan a Hellick, el los llevará a la cámara. ¡¡HELLICK!!- Le grita a otro pequeño duende que camina de mala gana hacia el par de magos y agarra la llave.

- Siganme- dijo aquella criatura de cara malhumorada.

Fueron a una sala más pequeña con unas vías de tren y ahí aparece un carrito con la capacidad de llevar a Hagrid (quien no tiene la dimensiones más pequeñas que puedes ver), el duende y a Airel dejándole un espacio al duende que aparentemente no le gusta ser tocado, resumiendo era un carrito de un muy buen tamaño.

- Cámara 2816, cuidado con el dragón- dijo Hellick el duende con una mirada aburrida mientras Hagrid miraba a el dragón albino frente la puerta mirándolos desafiante.

- Hola Mildred- dijo la pequeña niña saliendo de detrás de Hagrid que triplica el tamaño de está por lo que no se le veía tras el.

El dragon al verla agachó la cabeza a su altura y antes de que pudiera olisquearla un poco el mitad gigante agarra la niña del brazo y a rastras la vuelve a poner tras de el con una postura y mirada de precaución.

- Que demonios estás haciendo- le dijo la niña con un tono enojado mientras volvía a salir de tras de Hagrid.

- ¡¿Que haces?! ¡Por sí no lo ves es un dragón! ¡Ese dragón te puede mat.. ar?- término de decir sorprendido a lo veían sus ojos. Aquel gran temible dragón, el cual supone cuidar la bóveda de extraños, se estaba restregando cual gato hacia la niña, que es un extraño, según el. - ¿Que demonios?- dijo el gigante. Mientras intentaba tocar a aquel gran lagarto/gato y este casi arrancaba su mano de no ser por la rapidez y sensatez de quitar la mano antes.

Hidden (HP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora