Capítulo 34 - In Solitudinem - II

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Danza Entre Lobos

Capítulo 34

In Solitudinem - II

-Mentira, celos, tensión... ninguna de las dos actúa medianamente normal, pero no se dan cuenta de eso, ustedes no se ven a sí mismas- Nina quiso decir un poco más arriesgando revivir las esperanzas de Arika, pero fue interrumpida cuando las puertas se abrieron abruptamente, casi con violencia, llevó la mano a su cintura por puro reflejo, justo allí donde aguardaba su revólver pero en cuanto vio al Rey desistió de la idea.

-¡¿Acaso enloqueciste?!- La voz de Taeki retumbó en todo el lugar, el pelinegro estaba más que molesto. -¿Es cierto todo cuanto se me dijo? ¿Atacaste a tu hermano de forma tan salvaje? Me ha informado el doctor que estará incapacitado durante al menos 3 días ¡¿Rompiste dos de sus costillas?!-

-¿En serio?- Incluso Nina estaba sorprendida, así que a eso se refería con no haber podido contenerse.

-No quise lastimarlo tanto, pero... en efecto Majestad, yo he sido responsable de sus lesiones y asumiré la responsabilidad de eso- Arika se puso de pie llena de resolución, pese a todo nunca había visto tal expresión de severidad en la cara del rey. -Era una rencilla pendiente entre él y yo, que finalmente hemos resuelto-

Taeki la observó sorprendido, no negaba su delito si es que agredir al futuro rey era uno del tipo grave, pero ella era la más valiosa para Mashiro ¿Cómo tomar represalias contra ella? No caería más de la gracia de su hija o de su amigo. -No puedo llevarte a la cárcel, ¿Sabes lo que diría tu padre?- Dijo por lo bajo el monarca sopesando la delicada situación en la que se encontraba ¿Acaso los hermanos no pudieron resolver sus rencillas otro día?

-A él no le afectaría en lo absoluto, si eso es lo que tiene que hacer... hágalo sin demora, nadie lo sabrá, ni siquiera Mashiro si es eso lo que en verdad teme- Dijo con sinceridad y culpa la castaña.

El Kruger no pudo disimular su sorpresa, una vez recuperado por completo el aplomo suspiró con cansancio. -No lo entiendes pequeña, el día de hoy que es el baile inicial de invierno, vendrán los monarcas de las diferentes naciones con las que tenemos convenios de comercio y otras alianzas en tránsito. Así que la ausencia de tu hermano es injustificable, el será el futuro Rey y debe actuar como tal, su inasistencia delataría alguna debilidad en la próxima monarquía, o una sospecha siquiera sobre las lesiones que ha recibido, expondría un nivel de inseguridad innombrable en el castillo de nuestra casta ¿Entiendes entonces el predicamento en el que nos has puesto?-

-Ciertamente no sospechaba la importancia de Ren, para usted o para Mashiro- Se tragó la amargura que admitir tal cosa suponía para ella. Aun así Sayers levantó la mirada. -Haría lo que fuera para enmendar mi falta-

-Nada puede hacerse, decir de un catarro tal vez... ¿Quién creería semejante tontería? Ren tiene la salud de un roble- Sopeso el mayor comenzando a caminar como alma en pena a lo largo del lugar. Se detuvo y miró a la castaña, lamentaría decirle aquellas crudas palabras, pero necesitaba que la dama entendiera de una buena vez que no debía guardar ni un fragmento de esperanza acerca de su hija. -Arika, nunca olvides que él es su esposo... él es irremplazable-

Nina observó los acontecimientos, la vergüenza y la culpa llenando por completo el rostro dolorido de su amiga y no pudo evitar sentirse enojada ¿Acaso poco importaban las heridas que el otro Sayers le había ocasionado a ella? Alguien que había dejado sangre, sudor y lágrimas por el bienestar de otros, luchando con la valentía del más fiero guerrero, si tan solo Taeki o Mashiro pudiera ver la fortaleza de una persona tan tenaz. Quiso gritar y estuvo a punto de hacerlo aunque ello le significara perder cierto privilegio, era lo que su yo de amiga le exigía en el alma, cuando se disponía hacerlo llegó a su mente un chispazo de luz, una loca idea, que de ser el caso resolvería el problema de ambas partes. -No... Eso no es del todo cierto- Musitó inicialmente con duda.

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