CAPÍTULO 8: CLASES PARTICULARES

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Hoy, a pesar de que era sábado y no había tenido que madrugar, tenía sueño. Apenas había podido dormir, ya que aunque no quería aceptarlo, estaba bastante nerviosa por el hecho de que había quedado con Álvaro para explicarle lo que no entendiese de inglés. Cuanto más lo pienso, menos me lo creo: "Cuando me mudé, pensaba que iba a estar completamente sola, que no iba a ver nada interesante en Paris. Sin embargo, yo, la que pensaba que moriría sola y muerta del asco me había fijado en un chico que vi casualmente en un supermercado... un chico que casualmente, era mi compañero de clase y que ahora, me había invitado a su casa"-parece tan surrealista-pensé

Traté de tranquilizarme, me vestí y baje a desayunar, ya que a juzgar por el olor que llegaba de la cocina hasta mi cuarto, supuse que ya estaba hecho el desayuno. Mientras bajaba las escaleras, trataba de apartar esos pensamientos que desde que vi a Álvaro, atormentaban mi cabeza día y noche, básicamente porque tenía que decirle a mi madre, que esta tarde iba a casa de un amigo, cosa que a ella le parecía totalmente normal, hasta que escuchaba la palabra " amigo" y entonces ya, empezaban las preguntas tan temidas como: "¿Un amigo? ¿Es guapo? ¿Va a tu clase? Y algunas más. Lo bueno era, que como ya lo preveía sabía lo que me esperaba. Cuando terminé de bajar las escaleras, allí estaba ella desayunando y leyendo su periódico (como hacia habitualmente)
-Hola mamá. Buenos días.

-Hola hija. Buenos días ¿Qué tal has dormido?

-Bien mamá ¿Tú que tal?-le contesté

-Bien hija- me dijo con una sonrisa.

Me senté y bebí un poco de zumo de naranja, antes de contarle mi plan y enfrentarme consecutivamente al interrogatorio de mi madre.

-Mama...- respiré hondo tratando de controlar mis nervios- Esta tarde, a las 19:00 he quedado en casa de un amigo, a explicarle una cosa de inglés que no entiende para el examen que tenemos el martes. ¿Puedo?

Pasaron apenas un par de segundos antes de que me contestara, pero a mí, me pareció mucho más tiempo, ya que apenas era incapaz de controlar mis nervios ante la mirada pensativa de mi madre.

-Claro que si hija, lo que no entiendo es porque tanto misterio para eso ¿Acaso te gusta? ¿Es guapo?- dijo guillándome un ojo

Ya empezamos...

-Es solo un compañero de clase que necesita mi ayuda para aprobar un examen ¿tan raro es?- dije un poco irritada

-Está bien- dijo ella con una sonrisa

Acabé de desayunar y subí a mi cuarto a leer un rato, después, ayudé a mi madre a preparar la comida y volví a leer hasta la hora de comer. Me encantaba leer, podía pasarme toda la vida alimentándome exclusivamente de libros.

Pronto llegó la hora de comer, aunque hoy no tenía mucho apetito que digamos y aunque lo tuviera, los nervios me impedían comer. Por mucho que quisiera negarlo, una parte de mi estaba nerviosa y por más que intentaba ignorar esa sensación, los nervios no se iban, sino que seguían ahí atormentándome. Aun así, hice un esfuerzo e intenté comer algo para que mi madre no se diera cuenta de mi nerviosismo y yo pudiera subir a mi habitación, donde a salvo de las miradas sospechosas de mi madre, podría intentar distraerme escuchando algo de música, mientras preparaba la ropa que me iba a poner para ir a casa de Álvaro.

Una vez terminé de comer, ayudé a mi madre a recoger la mesa y acto seguido, subí a mi habitación tal y como había pensado. Nada más entrar, cogí el móvil para ver la hora y vi que eran las 16:30- "2 horas y media"- pensé y mi corazón se aceleró inconscientemente. Decidí tumbarme un rato y escuchar música para relajarme, de manera, que me puse los cascos y deje que la música hablara por si sola y me transportara a un mundo en el que no existieran chicos como Álvaro... un mundo que fue interrumpido por un mensaje... era un Whassapp de él.

EL SECRETO DE ÁLVARO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora