CAPÍTULO 6: ASÍ QUE TE LLAMAS...

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Justo cuando estaba a punto de saber su nombre, el desagradable ruido del despertador me hizo volver a la realidad. Le di un golpe para apagarlo e intenté volver a dormirme para así, poder retomar el sueño y descubrir su nombre de una vez. Pero un segundo ruido... más bien, la voz de mi madre, hizo que fuera imposible retomar mi sueño.

-Vamos Eva, que hoy te ha atrapado la cama y como sigas así, llegarás tarde.- dijo su madre con cierto tono de impaciencia.

-Voy mamá- le contesté de mala gana.

Me levante, me lavé la cara y me vestí. Después, baje a la cocina para desayunar. Mientras desayunaba, mi madre me hizo una versión breve de su famoso repertorio de preguntas ya que ayer, no me las pudo hacer porque me vio muy cansada (o eso intenté aparentar) y se apiadó de mí.

-Bueno entonces... ¿Cómo te fue ayer?- preguntó con interés.

-Bien mamá, me fue bien. El instituto es de bastante categoría o al menos, eso parece...- dije recordando que esa fue la impresión que me dio cuando entré.

-Ahh pues mira que bien- contestó. Cuando lo hizo, yo no noté que detrás de esas palabras, había mucha alegría y entonces me recordó porque la quería tanto. Siempre a pesar de que discutamos, se preocupa por que yo esté bien en todo momento. Quizá no debería de haber sido tan dura con ella- pensé, desde que papá nos abandonó sin explicación alguna, aunque ella lo intenté disimular, sé que lo está pasando mal.

-Y... ¿Qué tal la clase? ¿Los compañeros son majos?
- Si mamá, la clase es algo pequeña, pero resulta muy acogedora y respecto a los compañeros- callé un momento para buscar la palabra adecuada- son algo "observadores" pero son majos- dije entre risas recordando el mote que les había puesto.

-¿Observadores?- empezó a preguntar ella extrañada- decidí que como ya había terminado de desayunar, era el momento de dejar el interrogatorio por hoy. –Si mamá, ya te lo explicaré más tarde -dije con una sonrisa.

Puse los platos en el fregadero y después de despedirme de mi madre, me dirigí al instituto dispuesta a superar mi segundo día. Ya iba más tranquila, porque ya sabía más o menos, lo que me iba a encontrar los siguientes 9 meses de clase- así que no sería tan difícil- pensé.

También, se pasó por mi cabeza que fuera como fuera, tendría que averiguar el nombre del chico de la mirada misteriosa que se sentaba a mi lado, ese al que ahora en mis sueños llamaba X pero tarde o temprano tendría que saber su nombre si quería empezar a hablar con él.

Crucé un par de calles más y llegué al instituto, pero luego, tuve la mala suerte (como siempre) y me perdí en sus inmensos pasillos así que nerviosa, fui a preguntar a los conserjes- menos mal que no estaba que no estaba la misma chica que ayer- pensé, porque si no iba a creer que soy tonta. Así que, luego decidí que me lo apuntaría en la agenda para que no me volviera a pasar.

Subí corriendo las escaleras y abrí la puerta de la clase con un poco más de fuerza de la que había pretendido. De repente, sentí como mis mejillas ardían y no sabía exactamente, si era por la carrera que me había pegado escaleras arriba o por el momento tan incómodo que estaba viviendo ahora mismo. Así que, decidí que lo mejor que podía hacer era pedir disculpas al tutor:

-Lo siento mucho, me he perdido un poco- dije nerviosa.

-No pasa nada, apenas hemos empezado. Ve a sentarte.

Asentí tímidamente y con la cabeza agachada me fui a mi sitio, mientras que por el rabillo del ojo, veía como mis queridos "halcones" me miraban y se reían.

El único que no se reía, era él... el chico, el chico X que solo se limitaba a mirarme fijamente con una media sonrisa, y hasta parecía que en su mirada, había cierto tono de compasión.

Me senté y saqué los libros de inglés, el cuaderno y el estuche y escuchando las explicaciones del profesor, intenté buscar la página y coger el ritmo lo más rápido posible.

De repente, una voz me sobresaltó:

-No busques más que vas a marear al libro- dijo en voz baja el chico X . En su voz se podía apreciar un cierto tono divertido.- Página 12.

-Gracias- le contesté tímidamente.

El resto de las clases siguieron su curso con normalidad. La verdad es que todos los profes, eran muy amables a excepción de algunos que tenían un carácter un poco difícil, pero por lo demás todo iba bastante bien. Me estaba adaptando muy rápido y aunque todavía en los recreos me sentía un poco sola, no le daba mucha importancia, nunca he tenido problemas para relacionarme con la gente y sabía que al final haría buenas migas con algunas de mis compañeras de clase.

Cuando me quise dar cuenta, ya habían acabado las clases y estaba recogiendo para volver a casa. Todos mis compañeros, se habían ido a una velocidad indescriptible... incluido él. Se había ido tan rápido que se había olvidado la chaqueta, así que decidí llevársela, a ver si con esa excusa, lograba saber su nombre de una vez y le podía dejar de llamar el chico X ya que ese nombre sonaba misterioso, y para misterios... ya tenía bastante con el de su mirada.

De forma que bajé las escaleras y me dispuse a buscarle para devolverle su chaqueta...

una chaqueta vaquera que olía muy bien. Cuando ya pensaba que se había ido de repente le vi en un pequeño pasillo (el único pasillo pequeño que había en el instituto), estaba guardando un par de libros en su taquilla.

Al verle, dudé por un instante, pero luego me acerque hacía el tímidamente.

-Emm disculpa, perdona te has...

Dejó lo que estaba haciendo y levantó la cabeza para mirarme- olvidado la chaqueta- dije terminando la frase tras un momento de vacilación.

-Ahh muchas gracias- dijo él. Que... ¿Ya has dejado de marear al libro?- me preguntó entre risas.

-Que gracioso- le contesté secamente y me dispuse a marcharme. Pero noté que algo me sujetaba y me impedía marchar... era su mano

-Perdona no quería molestarte, era solo una broma. Sé que es duro todo esto de ser nueva hasta que te adaptas, pero tranquila eso le pasa a todo el mundo... por cierto, me llamo Álvaro ¿y tú? – me preguntó

Yo... yo... me llamo Eva – dije mientras notaba que mis mejillas volvían a arder.

-Pues encantada Eva- dijo con su media sonrisa (que a mí me resultaba encantadora) Si necesitas algo, puedes contar conmigo, te debo una por lo de la chaqueta jaja.

-Muy amable gracias.

-Adiós Eva- dijo despidiéndose. Hasta mañana.

-Adiós Álvaro- contesté

Así que te llamas Álvaro ehh.


EL SECRETO DE ÁLVARO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora