•TRES•

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Vi que "Matt" había entrado al baño, justo cuando escuché que la regadera encenderse supe que la maldad comenzaría. Me acerqué lentamente al lugar donde estaban sus cosas, ya que era un agente como mi padre, tal vez tendría un comunicador con internet y señal. Me podría comunicar con Neena de nuevo.

Mis manos se movían rápidamente y mi corazón se aceleraba, no sé si esto es peligroso pero la adrenalina que siento me gusta. Después de buscar dentro de la maleta y las bolsas que había, me rendí, volví a sentarme en la cama confundida, él debería tener un comunicador.

Mi mirada dio vueltas por la habitación hasta que vi una mochila negra en una esquina. Me acerqué a la bolsa, tuve que pasar por la puerta del baño y me aseguré de que la ducha siguiera encendida. Abrí la mochila y busque en ella.

-Vamos, algo, un celular, computador...- se escucho un sonido proveniente de el baño, mi cabeza giro rápidamente. La ducha ya no se escuchaba.

La cagué.

Espere, como idiota, a escuchar otro ruido, pronto pide oír las pisadas dentro de la ducha, chocando con la poca agua que ahí se acumula y nuevamente esta se volvió a encender. Solté un suspiro. Volvi a buscar dentro de la mochila, ya el sonido de la ducha no me importó, seguí moviendo mis manos, quitando los objetos que se interponían en mi camino.

-¿Se te ofrece algo?- me giré para encontrarme con Matt, su cabello aún un poco mojado y solo traía puesta una toalla rodeada en su cintura. Reaccione que estaba mirando su cuerpo y no le había contestado. Idiota.

-No- dije, pareciendo convencida.

-Por lo que yo sé, esa es mi mochila. No creo que encuentres nada bueno, pero si buscas algo será mejor que me digas.

-Ya te dije que no ocupo tu ayuda, tampoco que te hagas el amable.- me giré para verlo mejor- Pero hay una cosa que si ocupo. Y es que te pongas algo de ropa ahora.

-Claro mamá- sonrío y camino hacia las maletas.- Aún quiero saber que buscabas.

-Un comunicador,okay? Necesito hablar con alguien lo antes posible.

-¿Se puede saber quién es ese alguien?

-No- respondí instantáneamente. Si ese idiota cree que me soltaré rápido con el está muy equivocado. Silencio. Me aventé a la cama y me perdí en mis pensamientos.

-Si no te molesta me voy a vestir.

-Vete al baño.

-Vete tú. - puse mi manos a mis costados y me levante bruscamente

-¿Y tú quién te crees?- mi ceño estaba tan fruncido que creo que se debe notar que ya me está sacando humo.

-Lo mismo me pregunto. Yo no me cambiare en el baño simplemente porque tú quieras, si no vas a entrar tu, cierra los ojos y ya. - negué y me volví a acostar mirando al techo.

-Entonces... Matt, cuéntame sobre tu vida.

-Me llamo Matt, estoy encerrado en una habitación con una chica que me mira mientras me cambio.

-No te estoy mirando.

-Genial.

-Y..- se escucho un golpe acompañado de un gruñido de mi compañero. - ¿Qué rayos..?- me levante y lo encontré con una mano en la cabeza, una mano en la cintura y... Jaja ok no. Pero si tenía una mano en la cabeza.

-¡No me mires!- gritó, en ese momento me di cuenta de que la toalla se había caído pero no alcance a ver nada más, gracias a Dios. Tape mis ojos rápidamente.

-Ahh!- grite.

-Listo, ya, listo- dijo. Abrí los ojos y ya estaba tapado, sentado en una esquina de la cama aún sobándose la cabeza. Me acerqué a él y puse mi mano sobre la suya.

-¿Estás bien?- giro su cabeza, me miró a los ojos y... Dios, ¡sus ojos! En un segundo ambos nos soltamos a carcajadas. Hace mucho que no me reía tanto.

- ¡Tu también te golpeaste hace rato!- dijo aún entre risas.

-Lo sé, pero lo tuyo fue más épico.

Seguimos riendo hasta que se decidió en cambiarse, desayunamos y vimos varias películas, digo, para hacer algo.

- Aún no estoy de acuerdo en esto de tenerte aquí.- dije cuando se habían acabado la tercera película que vimos.

-¿Por qué?- Se sentó en el sillón otra vez.

- Ya estoy grande, no necesito a alguien que me cuide y mucho menos un desconocido.

-No te arrepentirás, lo prometo.

Sarah Donde viven las historias. Descúbrelo ahora