•SEIS•

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"Sarah" se escucho de nuevo, y otro golpe, y otro y otro. Hasta que desperté.

-Mierda! Sarah! Abre la maldita puerta que me meo!

-Otra vez?!- grite algo adormilada aún

-Han pasado casi doce horas desde que entré por última vez!- Habíamos acordado que si seguía ahí encerrada tendría que dejarlo entrar, si no pasarían cosas que no me gustaría ver.

Ya afuera decidí acostarme de nuevo en la cama, aún tenía sueño, percibí un olor a perfume, a él perfume de Matt  para ser exactos, ese olor que solo pude disfrutar unos segundos hace dos días. Inconscientemente seguí el olor hasta que termine sobre una almohada, el aroma se hacía presente en todos los lados de esta y era simplemente perfecto, ya estaba abrazándola tan fuerte, también medio aspirándola con mi nariz.

Un sonido proveniente de el baño hizo que abriera los ojos, me encontré con un Matt sonriente mientras me veía, me levante y sacudí un poco las sabanas para dejarlas como estaban.

-Bien- dije- Buenas noches- hice una despedida con la cabeza y me dirigí a mi cueva.
Giré para ver a Matt una vez más mientras se acomodaba para dormir, ya que lo hizó me dio una última sonrisa y yo abrí la puerta.

-Matt?- dije aún mirando hacia adentro de el baño. No contesto así que di un paso atrás para mirarlo, me veía atento.- ¿Crees que... ? Bueno yo... ¿Puedo dormir en la cama?- sonrío, probablemente le quede la cara paralizada.

-Claro, pero ¿quieres que duerma en el baño?- dude, ósea dude, ¿qué rayos me pasa?

-No, así está bien si quieres- ¿por qué mierda mi cabeza estaba abajo de nuevo?

***

Todo es un desastre, gritos ruidos. Una gran tormenta de arena de colores a mi alrededor, mi familia, mis amigos, Neena, todos estaban ahí gritando pidiendo ayuda. No faltaba aquel que me gritara que yo tenía la culpa de todo. Los agentes, la policía, gritos, ruidos muy fuertes. Mi cabeza no podía más, mis lágrimas no se detenían. Todo, todo era un horror. Y yo estaba en el centro. Mi vida nunca ha sido buena, mi familia nunca me ha querido. Yo sólo tenía a Neena a mi lado. No podía evitar concentrarme en los gritos ahogados y gemidos de las personas a mi alrededor, todo da vueltas sobre mi. Las casas, edificios, muebles, todo se está cayendo. Sus manos se apoyaron sobre mi cara y puso un mechón de mi cabello detrás de mi oreja mientras repetía una y otra vez "Tranquila, tranquila" con su pulgar quitaba las lágrimas de mis mejillas. Logré abrir los ojos y me encontré con los de él, aquellos hermosos ojos verdes. Mire a mi alrededor y estaba en una habitación, una cama a mi lado y yo en un colchón sobre el piso, la puerta cerrada, varios cajones una puerta y repisas en las que estaban varios libros y revistas. No había ninguna fotografía solo un cuadro con manchas de pintura de diferentes colores.

-¿Estas bien?- asentí- Todo estará bien.

-No- dije unos segundos después.- Matt, yo no estoy bien.

-¿A qué te refieres? ¿Te sientes mal? Sarah dime que te pasa. - no pude contestar porque estaba viendo el búho de la pared.

Espera. ¿Qué?

-No!

-Sarah! ¿Qué te pasa?

-Eso!- señalé el búho en la pared, porque si había un búho en la pared! No estoy tan loca!Pero ¿como estaba en la pared? Cuando él volteo, el animal ya no esta.

-¿Qué cosa?- me levanté y comencé a tocar la pared como una maniática. -Sarah tranquila, tal vez fue parte de el sueño.

El sueño, ahí también había un búho, apareció justo antes de que despertara. Me di cuenta de que seguía mirando la pared que ahora era completamente blanca. Corrí hacia mis maletas, ahí había algo.

Sarah Donde viven las historias. Descúbrelo ahora