Las Señales Mixtas (Primera Temporada)

"6"

Después del episodio de pesadilla de la noche anterior, Molly apenas podía mirar a Sherlock. Debe de haber llegado a la conclusión misma que pensaba sobre si misma, pero desesperadamente deseaba que no fuera cierto aún que lo fuera: Molly Hooper era débil. Cuando el se levantó de la cama y apago la lámpara, se quedó, sintiendo la frescura del aire que toca su piel donde hace segundo los brazos de Sherlock habían estado manteniendo cálido su cuerpo. Ella no podía permanecer en su casa durante todo el día, excepto que se había quitado el trabajo pendiente. ¿Qué podía hacer para escapar de Sherlock? Entonces tuvo un pensamiento.

Ella corrió hacia la ducha y a vestirse. Pasó un poco más de tiempo arreglando su pelo, sólo para asegurarse de que realmente era presentable. Luego se dirigió a la cocina. Sherlock estaba sentado en la mesa de la cocina, esperandola con una taza de café. Ella se lo bebió tan rápido como pudo sin quemar su garganta. Sherlock la miraba con un poco de confusión.

"Tienes prisa? Pensé que te quedarías aqui todo el día."

Ella sacudió su cabeza negando. "Saldre".

Sherlock parecía casi decepcionado por una fracción de segundo antes de limpiar su cara de cualquier emoción. Se puso de pie y se dirigió al sofá, donde se dejó caer y afectó a un aire de relajación. Él saco una almohada para cubrir su cara. Molly estaba poniéndose el abrigo cuando su voz le llegó desde debajo de una almohada.

"Se que te irás por demasiado tiempo."

Ella le devolvió la mirada, pero su postura no había cambiado, excepto que de alguna manera había tirado la almohada a través de la sala de estar y luego pasó un brazo sobre su rostro para que no pudiera ver su expresión.

"Adelante, no te detendré".

Molly huyó.

...

Llegó a la calle Baker St en una hora, después de haber parado para recoger algunos pasteles para la señora Hudson. Cuando llamó a la puerta, la señora Hudson apareció, desaliñada. Cuando ella vio que era Molly en la puerta, el alivio era evidente en su rostro.

"Oh, Molly, gracias a Dios que estás aquí. John esta desmoronado. Él no me va a escuchar. Tal vez tu puedas hablar con él?"

"Puedo intentarlo" Molly no fue particularmente deseando ver a John, teniendo en cuenta el secreto que estaba ayudando a mantener.

Subiendo las escaleras, se volvió para ver a la señora Hudson desaparecer por el pasillo. No la apoyaría desde allí al parecer. Al abrir la puerta, Molly tentativamente apoyó la cabeza en el marco de la puerta. No había señales de John.
El piso estaba limpio, exactamente como lo había sido antes de que Sherlock simulara su muerte. ¿Dónde estaba John?

"¿John?" ella llamó. No quería asustarlo. Con sus reflejos militares, podría dispararle. No obtuvo respuesta, pero oyó un crujido de la habitación al final del pasillo. Sus pasos silenciosos y cuidadosos, Molly se deslizó lo suficientemente cerca para mirar a través de la pequeña apertura entre la puerta y el marco.

Se dio cuenta de que esa debía ser la habitación de Sherlock. Sólo con un cartel de la tabla periódica en la pared, pero estaba lleno de vasos de vidrio, tubos de ensayo, pipetas, matraces que cubren todas las superficies excepto por la cama. La cama era lo suficientemente grande para dos personas, pero obviamente no era bien utilizada. La habitación estaba oscura y llena de sombras, y envuelto en la desesperación.

En medio de la cama, John se encontraba sentado, pequeño y roto. Tenía la cabeza hacia abajo, con los ojos fijos en sus manos, que estaban cubriendo un objeto oscuro y otra vez en la indecisión. Sus manos no temblaban. Molly se deslizó más en la habitación. Tras una inspección más cercana, la forma oscura se reveló como un arma.