Las Señales Mixtas (Primera Temporada)

"7"

Una vez que ella estaba en la calle, la encontró llena de gente disfrutando del aire fresco de la noche. Haber dormido todo el día habia sido bueno, Molly decidió caminar para estirar sus extremidades rígidas. No fue tan lejos su paseo. Su pelo era cepillado suavemente contra su cuello a causa de la brisa. Metio la mano a su bolsa y ella podía sentir claramente la forma sólida de la pistola de metal en el frío del bolsillo, pero trató de no parecer nerviosa. Tomó caminos bien iluminado hasta que llegó a su propia calle. Su calle era tranquila, casi vacía y oscura. Ella estaba a sólo dos cuadras de su apartamento cuando una mano salió disparada del callejón a su izquierda y tiró de ella en la oscuridad.

"Que?" Una mano le tapó la boca y el miedo se deslizó por su columna vertebral.

"Hola cariño." La voz profunda fue acompañado por un coro de risas. Ella arrancó la cabeza lejos de su mano.

"Déjame ir. "

"Ahora no puede ser así." Ella sintió sus pesadas manos deslizándose arriba y abajo de sus brazos. Después de un momento, otro par de manos reemplazó a esas sosteniendola en su lugar.

No podía pensar, no podía ni siquiera tratar de pensar debido a la conmoción y el miedo de estrellarse en su mente. Las manos de un hombre se deslizaron hacia el dobladillo de su camisa. Se estremeció de disgusto mientras sus manos entraron en contacto con su piel desnuda.

"No ..." Ella sonaba débil, incluso a sus propios oídos.

"Vamos, bebé. Relájate." Más manos estaban sobre ella, en su pelo, en las caderas, las piernas. Ella fue finalmente capaz de moverse cuando sintió una mano deslizando su camino hacia abajo de la parte delantera de sus pantalones. Luchó, pero ya era demasiado tarde. Los hombres se rieron y no prestaron atención a sus intentos de liberarse.

Molly sintió que las lágrimas queman por sus mejillas. ¿Cómo le podía estar pasando esto a ella? No, no, no . Estaba tan cerca de casa, tan cerca de Sherlock, que no era justo. Por favor ...

De repente, el agarre en su brazo derecho estaba suelto, olvidado por sus captores. Ella metió la mano en el bolsillo, y mostro la pistola rezando para que no se le caiga. Apenas haciendo una pausa para apuntar, disparó. Hubo un grito de dolor y la mayor parte de las manos que habían estado en su cuerpo desaparecieron. Fuertes pisadas le dijeron que estaban corriendo, asustados de la pistola. Uno de ellos, el primero, estaba de pie frente a ella, una mano apretada a su bíceps, donde al parecer le había disparado. Él la miraba en estado de shock, que rápidamente dio paso al odio.

Tomando una respiración profunda, Molly trató de calmar sus manos temblorosas.

"Dejame ir", su voz era tranquila, pero firme. Ella perdió algo de su confianza cuando vio al hombre con una sonrisa, fea y feroz. Su única advertencia era: la tensión casi imperceptible en sus músculos antes de que él se lanzara sobre ella. Molly disparó, pero su objetivo era amplio, debido a su pánico. Hubo un forcejeo por el arma y escucho otro disparo. Lo siguiente que supo, ella estaba en el piso y la pistola estaba en la mano de su atacante.

"Ojo por ojo", dijo entre dientes para ella. Ella lo vio alejarse y luego sintió un dolor cada vez más punzante en el costado. Luego se fue, tomando el arma con él y dejándola sangrar hasta la muerte en el callejón.

...

Molly estaba en el suelo, luchando por respirar. El dolor, la inmovilizába, se sentía desorientada. Podía sentir una corriente de líquido caliente empapando su camisa. Ella levantó lentamente una mano a su lado y luego la llevó hasta sus ojos. Sangre. Fue en ese momento que su formación médica funciono. Con cuidado, presionó la herdida.
Un grito de dolor se le escapó, pero se tragó el sollozo que ella podía sentir en su garganta. Necesitaba ayuda. La lucha para intentar lavantarse era dolorosa, tanto es así que Molly casi perdió el conocimiento. Pero ella no podía quedarse allí; desangrado a ciencia cierta. Arrastrando los pies y se apoyo contra la pared, Molly avanzó lentamente su camino a casa. Ella se mantuvo consciente por la pura fuerza de voluntad.