-Voy a ganar.- Volteé a mirar a Francis que me miraba divertido.- Eso tenlo por seguro.
-Más hechos y menos palabras preciosa.- Volteé los ojos, odio que los hombres me digan preciosa, bonita o nena, me hace sentir... incómoda. Es como si tuvieran el derecho sobre ti o algo así, te denigran.
-¡¿LISTOS?!- Gritó a todo pulmón un soldado.- ¡TIENEN 5 MINUTOS, CORRAN!
Todos los chicos salieron disparados hacía el norte mientras que yo me quedé ahí pensando a donde ir, al sur podía divisar una catarata, si iba por ahí sería presa fácil porque no había salida. Al parecer nadie había ido hacía el este, era una buena jugada ya que tenía conexión con todo.
Empecé a correr con todas mis fuerzas, crucé incontables árboles hasta que me topé con uno enorme y cuando digo enorme me refiero a gigantesco. Escalé a toda prisa el árbol y al llegar a la parte más alta del tronco me di cuenta que estaba hueco, me metí matando a las malditas arañas que vivían ahí y bajé hasta el final. Había suficiente espacio como para dar unos cuantos pasos además había un pequeño hueco donde podía meter el arma y "matar" a alguien.
-Que la competencia empiece.- Escuché el eco del megáfono seguido de una bocina que por poco me deja sorda.
Pasé los próximos treinta minutos esperando a que alguien llegara, pero nadie pasaba. Algunas veces escuchaba crujir las hojas pero luego salia saltando un conejito y la adrenalina bajaba totalmente.
Pero como dicen "Si la montaña no viene a Mahoma, Mahoma va a la montaña". Empecé a subir a través del tronco viejo y de pronto escuché dos voces aproximándose cada vez más.
Katherine tu puedes, escucha. La vista se volvió negra y los oídos dieron paso a su magia.
-¿Donde estará la niña?- Habló Bruce.
-Debe estar escondida, pobre le faltan agallas.- ¿Ese era Chad?
-Chad, cálmate. No entiendo por qué eres tan malo con todo el mundo sin siquiera conocerlo, saca el arma que ahorita sale el tonto de Jay con sus cosas ninjas y nos descalifica.
-¡Escuché eso!- Escuché como Jay corría por como las hojas crujían.- Hasta nunca princesas.- Escuché disparos y luego silencio total.
Mi vista y oídos volvieron a la normalidad, escuché los pasos de Jay cada vez más cerca.
-¡Tú!- Gritó Jay al verme en el árbol y se acerco. Cuando estaba los suficientemente cerca disparé a través de un hueco del árbol y el cayó desmayado.
Bruce, Chad y Jay... ¡Muertos!
Ahora solo tengo que encontrar a los demás. Me pregunto donde estará Francis... No, no y no. Lo mejor para el final.
Salí del árbol a buscar a Jerome y Francis, ya había estado escondida por mucho tiempo. Escalé el árbol y luego bajé sacudiendo las telas de arañas que había mi ropa, me dan asco mucho asco. Agarré la pistola de Jay y le quité las balas para ponerlas en mi arma. Empecé a caminar buscando a los demás chicos pero en vez de eso acabé en un lugar del perímetro donde no había estado antes, acabé como en una especie de laguna de agua cristalina, no pude contenerme y me quite los zapatos para mojarme los pies.
Oh madre mía, esto es el paraíso...
Me eché en la orilla de la laguna y cerré los ojos, no me importó estar en peligro de que descalificaran, esta sensación vale la pena.
-Vaya, vaya.- Me paré de golpe y vi a Francis parado con el arma en la mano sin apuntarme, y mi felicidad se desapareció instantáneamente.- Pero miren quien está aquí, hola preciosa.
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¿Quien Soy?
Science FictionKatherine es una chica de 17 años que creía que era normal, hasta que la secuestraron y apareció en un lugar lleno de misterios, donde nada ni nadie era normal, donde no solo se descubrió así misma sinó que también, lo descubrió a él. Obra registrad...