¡No más experimentos!

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Abrí los ojos y la resplandeciente luz me cegó completamente. El lugar era oscuro salvo por una luz que me alumbraba directamente a la cara. Las paredes estaban pintadas de gris y la cama donde estaba yo era completamente negra

¿Que pasó? ¿Dónde estoy?

Intente pararme pero mi pierna no respondió y me caí al suelo.

-Maldición.- Susurré cuando mi cabeza toco el duro suelo, ¿Que me pasa? Me siento débil, inútil, intenté pararme otra vez pero mis piernas seguían sin responder y caí de nuevo.

Ahí empecé a preocuparme, ¿Por qué mis piernas no respondían?

No, no, no...

No puedo quedar invalida, no puedo...

-¡NO!- Grité con todas mis fuerzas y al instante llegó Daniel con la respiración agitada, como si hubiera corrido una maratón.

-Kate cálmate, todo va a estar bien.- Daniel me cargó entre sus fuertes brazos y me acomodó en la cama, se sentía bien estar aquí, me sentía protegida, me sentía querida.

-Mis... piernas.- Dije en un susurro apenas audible.

-¿Que pasa con tus piernas?

-No las siento, ¡No las siento! ¡No funcionan!- Abrasé a Daniel y empecé a llorar, mi vida se había arruinado, mis planes de vencer al instituto ya no sirven, mis metas, mis sueños...

-Tranquila, tranquila iré a llamar a la doctora.- Daniel trataba de sonar tranquilo pero se le notaba en nerviosismo y la confusión.

Daniel salió del cuarto.

¿Que pasó? ¿Dónde estoy?, eran preguntas que ya no me interesaban, las había reemplazado por ¿Por qué no funcionan mis piernas? ¿Estaré así por siempre?, solo me pasan cosas malas desde que llegué al instituto.

¿Y que esperabas?

Ese es el problema, espere mucho y cuanto más esperas, mas te decepcionas.

A los pocos minutos llegó una doctora junto con Daniel.

-No te preocupes Kate, no sientes las piernas por el sedante que te puse, la herida de la bala y las descargas eléctricas en aumento tuvieron un choque fuerte, Podría haber sido peor. Te quitaré la dosis, calculo que en una media hora podrías estar caminando, corriendo y saltando como antes.- La doctora sonrió y empezó a irse.

-¡Doctora!- La llamé y ella se detuvo- ¿Como es que sobreviví a tantos voltios de electricidad?

-Al parecer tu cuerpo no retiene la electricidad, la conduce, la transforma. ¿Por qué crees que ya no tienes herida de la flecha? La electricidad en tu cuerpo hizo que las células se regeneraran instantáneamente, simplemente no se como explicarlo, cada día me sorprendes más.

-¿Que?- No podía creerlo, debió haber sido casualidad, a todos los doctores de aquí les gusta exagerar, sinceramente ya me tienen harta con su <<Eres especial, nunca he visto algo así.>> Al principio me sentía importante pero ahora es estresante.

-Bueno, los dejo solos, tengo que atender a mas chicos.- La doctora se fue y yo me quedé en silencio mirando la habitación.

Oh verdad, Daniel seguía aquí...

-¿En dónde estoy?- Pregunté mirando la habitación en la que me encontraba.

-¿En donde crees que estas?- Preguntó sarcástico y yo voltee los ojos.- Estas en mi habitación, ya deja de hacer tanto drama.

-Oh... Nunca había estado en tu habitación.

-Bueno si quieres conocer más puedes preguntarle a las demás chicas, ellas te contaran con gusto.- Dijo con aires de superioridad metiéndose al baño.

¿Quien Soy?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora