Último día

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Cuando el sol volvió aparecer en el último día del campamento, Marinette sabía que debía disculparse rápidamente con el rubio. No quería perder la amistad que tanto le había costado forjar debido a su timidez, además de que su amor por él era extraño. Le recordaba a cierto gato odioso que de seguro estaba en París, solo, haciendo patrullas nocturnas.

-Marinette, vamos, date prisa- le dijo la morena. La azabache aún no ponía pie fuera de su cama.

-No quiero, de seguro todos se acordaran de mi estupidez- le explicaba la azabache, quien se encontraba oculta en su cama, con las sábanas enrolladas por todo su cuerpo, como si fuera una oruga.

Alya soltó un sonoro suspiro y miro la habitación, todas sus compañeras estaban atenta, inclusive Chloé. Rose se acercó y se tiró encima de la chica.

-No creo, además nadie está enojada o enojado- le decía tan feliz como siempre.

-Si, además confiamos que no eres una pervertida- le sonrió Myléne. Marinette sólo se quitó las sábanas hasta a la altura de sus ojos.

-¿De verdad no están enojadas?- preguntaba como un niña pequeña regañada.

-No, de hecho levántate- la rubia hija del alcalde la tomó del brazo y la levanto de un instante. Para luego empujarla y dejarla en centro de un círculo improvisado.

-Marinette- pronunciaron todas a la vez -Debes darnos información de primera- la azabache no le gustaba la situación.

-Comienzo yo- dijo Alix, quien estaba sentada como indio -¿Quién la tiene más grande?- pregunto sin rodeos, los colores se le subieron a la cara.

-¡Eh!-

-Ay, vamos, no somos unas crías- le decía la pelirrosa.

-Bueno... -se rascaba la mejilla en señal de nerviosismo -Kim...- susurró.

-¡Lo sabía! Myléne debes pagarme-

-¿Qué clase de apuesta hicieron?-

-Ah... no se lo podemos comentar a unas vírgenes como ustedes- finalizó Alix quien tenía una risa burlesca, para luego cobrar su dinero. Todas se quedaron un poco cohibidas ante aquella información.

-Bueno, a mí no importa lo que vayan a decir- irrumpió el silencio Juleka, la cual se levantó.

-A mí tampoco- le siguió Rose.

-Es obvio, si ustedes son pareja- les dijo Chloé antes de que se fueran de ahí, Rose y Juleka la miraron con cierta gracia, para luego besarse sólo para hacer enojar a la rubia.

-Son tan lindas- exclamaron Marinette, Alya, Myléne, Lila y Sabrina. Alix les daba lo mismo y Chloé solamente las quería golpear.

-Bien, eso me da lo mismo, lo que quiero saber es...- todas estaban atenta a la petición de la Bourgeois -¿Qué tan grande la tiene Adrien?-

-Yo... este...- Marinette no quería recordar nada, hasta que escucho un golpe de la puerta.

-¡Marinette ¿estás ahí?!- hablando del rey de Roma.

Todas se miraron cómplice y Chloé se levantó primero para ir a verlo, pero Alya fue más rápida para tirarse encima de ella.

-Tú no vas a ninguna parte, rubia-

-¡Déjame ir! Estás gorda- le grito y fue ahí cuando todas se callaron para luego mirar a Alya y el pronto funeral de la rubia.

-¡Agh, mi pelo!- se quejaba, mientras la morena le tiraba el cabello con más fuerza. Marinette siguió escuchando los golpes de Adrien.

-¡¿Está todo bien?!- el tono empleado denotaba cierta preocupación.

-Eh... ¿sí?- le contesto la azabache.

-¡Adri- Lila con cierta maldad agarró una polera y se la metió en la boca.

-Ahora ya no puedes hablar- le dijo la castaña mientras le enviaba un beso por el aire y se retiraba a revisar su celular.

-¡Auch! mis brazos- se quejó Alya, por mucho que estuviera encima de ella, no estaba completamente inmovilizada -Alix, ayúdame a controlar esta bestia-.

Sabrina iba ayudar a su amiga, pero esta fue interceptada por la pelirrosa, la cual llevaba una cuerda.

-Lo siento, eso te pasa por ser la perrito faldero de Chloé- le dijo Alix cuando finalizo de amarrarla y amordazarla en una silla. Chloé corrió con la misma suerte, aunque se veía toda desarreglada por la pequeña lucha que tuvo con Alya. Marinette se intentó arreglar un poco, pero no pudo hacer mucho. Así que se peinó su cabello con sus manos, lo cual fue un intento fallido y para ocultar su pijama, se puso un poleron bastante ancho de Alya.

El rubio, quien se había levantado para ir a pedir disculpas a la muchacha, se encontraba intrigado por lo que estaba sucediendo en aquella habitación. Había escuchado un forcejeo, una caída, unos cuantos gritos. Hasta que la puerta se abrió, dejando ver una Marinette bastante agitada, con su cabello suelto y mejillas sonrosadas. Esto provocó una pequeña aceleración el corazón de Adrien.

-Adrien... ¿qué haces aquí? es muy temprano- la azabache salió de la habitación y cerró la puerta inmediatamente, mientras le daba una sonrisa incómoda.

-Bueno... quería pedirte disculpas. Estaba enojado por no conseguir ese pokemon, y bueno... Como siempre has sido mejor en los videos juegos que yo...-

-Yo también debo pedirte disculpas- le interrumpió Marinette -Dije cosas nada que ver y me siento culpable-

Adrien veía los movimientos nerviosos de su compañera y que su cabello brillaba con los primeros rayos de luz, el sonido del lago y las hojas del bosque. Ese era el sonido de su silencio, de aquel silencio que le empezó abrir los ojos lentamente. Hasta que algo mató la magia.

-¡Mierda! ¡Hay un nuevo pokemon!- espetó Adrien, quien esquivo a Marinette y abrió la puerta de la habitación de las damas.

-¡No! ¡Espera!- la azabache le iba tomar del brazo, pero había sido demasiado tarde.

-Hmgh- le dijo Chloé con el paño en la boca. Adrien levanto una ceja interrogante, mirando primero a Marinette, luego a las demás chicas y después a Chloé. Hizo aquel movimiento unas tres veces, hasta que vio su celular.

-Hola Chloé, hola chicas. Si me permiten iré a su clóset- Adrien pasó de largo la extraña situación que estaba sucediendo en aquella habitación, ignorando los posibles reclamo de la rubia. Después de todo, no todos los días te encuentras un Celebi en el clóset de las chicas.

-¡Bien! ¡Es mío!- celebraba el rubio, para luego darle un beso en la mejilla a Marinette y despedirse de todas. Ya que debía hacer sus maletas.

-Ok... Bueno, ordenemos nuestras maletas- decía Alya.

-¿No las van a desatar?- pregunto Marinette.

-No, ¿para qué? Calladas se ven más bonitas- contesto Lila.

Y así fue como aquel campamento termino, con cierto altos y bajos, pero lo que no sabían es que Pokemon go también podría influir en su vida como héroes.

¿Pokemón Go? [MLB]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora