-Uraraka-san, Iida-kun!, espérenme.
-Apúrate deku-kun -como siempre ellos se iban juntos, bakugou solo miraba de lejos como midoriya y sus amigos se iban, no le quedaba de otra, pues no tenía el valor de hablarle como antes, cuando eran niños.
Bakugou vivía por donde lo hacia midoriya, así que cuando los amigos de este se fueron, decidió por fin hablarle y expresarle estos sentimientos que tenía dentro suyo desde hace ya mucho tiempo, corrió rápidamente hacia él y se puso enfrente suyo, midoriya lo miraba con confusión y un poco de miedo.
-Kacchan, ¿q-que pasa? -decía mientras miraba a otro lado.
-.... -bakugou se había quedado helado, quería decirle a midoriya sus sentimientos, pero por alguna razón las palabras no le salían, tal vez por estar tan cerca de su rostro, él no lo sabía.
-Si no me vas a decir nada mejor me voy -midoriya estaba temblando, pero antes de que este se fuera bakugou volteo rápidamente y agarro su brazo- ¿qué pasa?
-y-yo....t-te... - bakugou estaba sonrojado.
- ¿estás bien?
-No estoy bien -dice mientras baja la cabeza.
- ¿Qué paso? ¿Estas enfermo? Sí quieres llamo a tu ma... - de un momento a otro pequeñas lágrimas empezaron a caer por las mejillas de bakugou- kacchan, ¿qué pasa? ¿Qué hago? -midoriya no dejaba de ver a los lados para buscar a una persona que lo ayudara.
- ¿Por qué tuviste que ser tú? ¿Por qué?
-no entiendo -bakugou levanta la cabeza y mira a deku a los ojos, este lo ve sonrojado y con los ojos rojos, lo cual hace que sienta algo al verlo tan indefenso que no puede explicar.
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