prólogo.

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Me puse mi bóxer negro con desgana, regresé a la cama de revueltas sábanas húmedas de sudor. Escuché la puerta de mi piso cerrarse, indicando la salida de la pelirroja que me acaba de follar y que ni siquiera recuerdo el nombre. Estaba realmente cansado, estiré mi cuerpo tronando cada uno de mis huesos. Rasqué mi entrepierna y apoyé mi cabeza en mis manos, mientras miraba el blanco techo las imágenes de lo sucedido minutos antes acudían a mi. Los voluptuosos pechos de aquella chica, para nada virgen, botando, siendo agarrados por mis grandes manos, su vagina rasurada y mi polla entrando y saliendo de ella, mi corrida en su rojizas y marcadas nalgas.

Sin darme cuenta estaba sonriendo como un tonto, y con una erección de nuevo, la cual no tenía fuerzas de aliviar. Escuché a mi izquierda el timbre de mi teléfono recibiendo un mensaje. Sonreí al reconocer Sticky Sticky de las sensuales Hello Venus, el tono que le había puesto exclusivamente para él. Abrí la bandeja de mensajes.

Gatito Sumiso:

Oppa~ Acabo de llegar a casa de comprar unas cosas, estoy seguro de que te gustarán.

Yo:

¿Ah, sí? Muéstrale a Oppa lo que tienes.

*Has recibido una imagen de Gatito Sumiso*

*Has recibido una imagen de Gatito Sumiso*

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Gatito Sumiso:

Poco a poco Oppa. ¿Le gusta?

Joder, esto no puede estar pasándome a mi. Toqué mi polla analizando la imagen de mi gatito, esas piernas lechosas y ese culito eran solo para mí.

Yo:

Gatito malo.

Gatito Sumiso:

¿Hice algo malo Oppa? 😭

Yo:

Tengo una erección descomunal y muy dolorosa. ¿No piensas hacerte cargo?

Gatito Sumiso:

Oppa tiene manos, dos exactamente. Una para su rica polla y otra para mi agujerito.

Yo:

Travieso 😏

Yo:

Anda, voy a dormir pequeño. Descansa, las mudanzas son horriblemente agotadoras.

Gatito Sumiso:

Ya tengo todo en cajas, por eso dormiré desnudo, como a Oppa le gusta.

Gatito Sumiso:

¿Está bien que me toque pensando en usted? Algo de ayuda no vendría mal.

Maldito pervertido, no cambia. Dejé el móvil en la cama para ir a mi mesita de noche y coger una tira del color de mi bóxer. Es extraño, llevamos dos meses hablando mediante mensajes y mandándonos continuamente fotos calientes, y ni siquiera sé su nombre, ni él el mío. Aquella noche hace dos meses me sorprendió un número desconocido que me había enviado una foto de su trasero, con las nalgas abiertas dejando a mi vista y disfrute su ano rosado y pequeño, con sus redondos testículos colgando entre sus piernas. El caso es que siempre me he considerado un hombre heterosexual, solo había follado con mujeres en mi vida, pero aquella foto me excitó demasiado. Una cosa llevó a otra, y ahora somos algo así como amigos telefónicos que se mandan fotografías pornográficas entre ellos.

Mantengo mi posición de heterosexual, pero con el cuerpo que tiene este niño podría mandar a la mierda las vaginas.

Yo:

Ahí tienes, ahora pajéate en mi honor y ve a dormir.

*Has enviado una imagen a Gatito Sumiso*

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Mi linda vecina [ 태기 ] Mini-fic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora