CAPÍTULO 8.

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| Narra Harry |

¿Enfadado? Enfadado era quedarse muy corto. ¿Es que esta chica siempre iba a estar a la defensiva? No entiendo por qué se muestra tan arisca y esquiva conmigo. Primero me lleva a dormir la mona a su casa, como si de verdad le importase lo que me pudiera pasar, y a la mañana siguiente está de un humor de perros y cuando intento "calmarla", me rechaza. A este paso lo único que se me ocurre es que sea lesbiana. E incluso eso me parecería extremadamente raro después de haber visto como me miraba de arriba a abajo cuando salí de la ducha. ¡Por favor! ¡Si estaba deseando que se me cayese la toalla que tenía enroscada a la cadera! En fin, solo sé que Brooke se está convirtiendo en un caso perdido.

Cuando salgo del portal, veo que estoy en una calle del centro de la ciudad, afortunadamente conozco esta zona, la verdad es que no esta muy lejos del estudio de danza donde ensaya Brooke, quizás por eso acude a ese y no a otro. Empiezo a caminar en dirección a una cafetería a la que suelo ir en mañanas de resaca, está a apenas dos calles de distancia y en casa de Brooke no me ha dado tiempo ni a desayunar. Conforme voy andando, me encuentro de frente con Ally.

- Hola, Harry. - Saluda a la vez que me da dos besos. 

- Hola. 

- ¿Qué tal? ¿Dónde vas? 

- A desayunar, tienes una amiga muy maleducada, ¿lo sabías? 

- Ay, Brooke... ¿Qué ha hecho esta vez? 

- Te invito a desayunar y te lo cuento, ¿te parece? 

- Vale, pero solo porque no quiero que mueras de hambre. 

- Anda, vamos. - La insté entre risas.

Fuimos hasta la cafetería, pedimos un buen desayuno y le conté a Ally lo que había pasado hacía unos minutos, exceptuando mis más que insinuaciones a Brooke, y también lo que suponía que había sucedido anoche, ya que no me acordaba de absolutamente nada.

- O sea, que te ha echado de su casa. 

- Sí, básicamente.

- Hombre... Con el pedal que llevabas anoche... 

- Un momento, ¿tu me viste anoche? 

- ¿Quién te crees que llamó a Brooke? - Mis ojos se abrieron como platos. - Dijiste que no te irías de la discoteca sin verla... 

- ¿Entonces ella no estaba y fue a buscarme solo porque yo estaba mal? - No me lo podía creer. 

- Ay, Harry... Brooke no es tan dura y mala como parece. Tú ni siquiera recordabas tu dirección para dársela al taxista y ella te llevo a su casa para que durmieras allí y no tirado en cualquier sitio. 

- Joder... Soy un estúpido, ¿verdad? 

- Bueno, un poquito, sí, para qué negarlo. 

- Encima antes ella me pidió por favor que parase y yo me puse a gritarla como un energúmeno... Soy idiota, la he cagado. 

- Todo se puede arreglar, pídele perdón. 

- Me va a mandar a freír espárragos. 

- Tranquilo, si en el fondo es una blanda.

Después de charlar un rato más con Ally me encuentro mejor, pero en el fondo me sigo sintiendo culpable. Brooke cuidó de mí y me llevó a su casa, y yo, al despertar, solo he sabido pensar con la entrepierna. Joder, Styles, ¿cuando cambiarás? Ahora tenía que encontrar la manera de que Brooke me escuchase y aceptase mis perdones. Eso sí que iba a ser difícil.

Paso el resto del día haciendo el vago en casa y cuando dan las ocho de la tarde decido empezar a arreglarme un poco. Es domingo, sí, pero como cada domingo de verano hay fiesta temática en la discoteca a la que suelo ir y a la que por lo visto, también van Brooke y sus amigas. Espero verla allí y aclarar lo sucedido anoche. Si es que me deja, claro.

| Narra Brooke |

Ayer no salí de fiesta, no me encontraba con fuerzas y tenía miedo de hacerme daño en el tobillo, pero hoy tengo ganas, creo que es porque la temática de la fiesta de este domingo es "Ibiza" y adoro las fiestas ibicencas. Llamo a Susan y a Ally, y, como no, están más que encantadas de que quiera salir. Quedamos de vernos directamente en la puerta de la discoteca a las diez en punto, pero como apenas faltaban dos horas y yo soy un poco desastre, decidí empezar a prepararme. Escogí un vestido blanco, perfecto para la ocasión, entallado y con los tirantes cruzados en la espalda, haciendo que la llevase libre hasta casi la cintura. Aún no podía llevar tacones por aquello de la lesión, pero tenía unas sandalias de estilo romano que me venían de perlas. Me recogí el pelo en una larga trenza de espiga lateral, me maquillé un poquito y ya estaba lista para disfrutar de la noche.

Nothing is as bad as it seems. [Harry Styles]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora